Usado en el gym (2): Me rompe el culo

 

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Después de la tremenda follada de boca que me había dado Carlos, mi nuevo entrenador personal en las duchas del gimnasio, me moría de ganas por continuar con mi “entrenamiento”. Habían pasado sólo unas pocas horas, pero seguía muy cachondo, hay que recordar que ese cabronazo no me permitió correrme, por lo que estaba como una perra en celo.

Pasé una mañana bastante jodida, con la polla tiesa cada dos por tres, pero cumpliendo las órdenes de mi entrenador-amo de no pajearme ni correrme. Al llegar la tarde me fui para el gimnasio con mi polla dura bajo los pantaloncitos cortos de deporte intentando sin mucho éxito que no se viera la erección. Entré en el gimnasio, dejé mis cosas en mi taquilla de los vestuarios y me dirigí a la sala de máquinas, donde encontré a Carlos que ya estaba levantando pesas desde hacía un buen rato.

Me dirigí hacia él y le dije:

-        Hola entrenador, estoy listo para la sesión de hoy

-        Deberías haber llegado antes que yo, eso demostraría interés.  -Dijo él con cara de cabreo-

-        Lo siento, no volverá a ocurrir entrenador. -Dije de forma sumisa-

-        Muy bien, pero como castigo, el entrenamiento de hoy te va a dejar sin poder andar normal durante un par de días. Hoy toca entrenar piernas, el entrenamiento más duro y doloroso que hay.

-        Lo que usted mande entrenador.

-        Para terminar, después de las piernas, entrenarás los glúteos. -Dijo Carlos con un tono malicioso con una sonrisa macabra-

Ya me había puesto cachondo al escuchar esa última parte, que sin ninguna duda significaba que tenía la intención de pasar al siguiente nivel y romper mi culo virgen. Estuvimos aproximadamente una hora realizando todo tipo de ejercicios de pierna, muy dolorosos, notaba como cada fibra de los músculos de las piernas me dolía, me estaba destrozando. Además, en cada entrenamiento el cabronazo me ayudaba corrigiendo mis movimientos y aprovechando para arrimarse y frotar mi culo con su polla, allí en mitad del gimnasio. Podía notar como se le iba poniendo morcillona poco a poco, cada vez más dura. Menos mal que no había mucha gente, aunque el encargado del gimnasio creo que se percató de la situación, pero no dijo nada.

Al acabar estaba exhausto, totalmente agotado, sin fuerzas y con los músculos de mis piernas hinchados. Ahora me dolían las piernas, pero sabía que ahora comenzaría el entrenamiento duro de verdad, mi culo.

-        Muy bien puta -Dijo Carlos acercándose a mí en voz baja para que solo yo pudiera oírle- El entrenamiento no ha acabado, ahora toca culo, chaval.

-        Nunca he hecho eso entrenador, me da miedo -Dije mirando al suelo sin atreverme a mirar su cara.

-        Me importa tres cojones que te de miedo o no, si digo que hoy toca culo es que toca culo -Dijo cabreado dándome una sonora palmada en el culo que se escuchó en todo el gimnasio-

Nos dirigimos hacia los vestuarios, yo sudoroso y con las piernas doloridas y notando la nalga súper caliente tras el golpe recibido. Como ya dije en mi anterior aventura, en Madrid durante el verano y más especialmente en agosto, no hay mucha gente y los gimnasios estaban vacíos, por lo que teníamos una relativa intimidad en los vestuarios y en las duchas.

-        Desnúdate puta y vete a la ducha ya, no me cabrees más o será peor para ti.

-        Si amo

Me quité rápidamente las zapatillas y los calcetines, después la camiseta mojada por el sudor que se me pegaba al cuerpo y por último me quité los pantalones cortos, quedándome totalmente desnudo, ya que nunca llevaba ropa interior cuando hacía deporte. Mi cuerpo estaba brillante por el sudor del entrenamiento, grandes gotas de sudor seguían escurriendo por todo mi cuerpo, unas bajando por mi espalda hasta acabar en mi culo totalmente libre de pelos, (nunca he tenido mucho vello corporal), otras gotas caían por mi pecho y paraban en mi polla o caían por mis huevos.

Me quedé parado enfrente de mi entrenador sudoroso y jadeante, con miedo porque sabía lo que me pasaría dentro de poco, pero con cachondo por la situación. Mi amo se estaba quitando la ropa más despacio dejándome apreciar su poderosa musculatura. Lo último que se quitó fueron los boxers dejando libre a su poderosa polla que colgaba como una gran serpiente, gorda y cabezona con muchas venas y acompañada por un par de pelotas bien cargadas.

Se sentó en un banco y me dijo:

-        Acuéstate sobre mis piernas y pon el culo bien alto, antes has dudado cuando te dije que tocaba entrenar el culo, si dudas serás castigado -Dijo señalando sus piernas indicándome la posición de debía adoptar-

-        Si amo, lo siento -Dije recostándome sobre sus piernas-

-        Vas a recibir diez ostias en cada nalga con una de mis chanclas, para que te quede el culo bien rojo y sepas que tienes que obedecer sin dudar -Dijo frotando mi culo suavemente con la chancla.

Sin previo aviso comenzó el castigo, un fuerte golpe en mi nalga derecha que sonó en todo el vestuario Noté un dolor y un calor enorme en mi culo. Era doloroso, pero a la vez excitante, una combinación nueva para mí que empezaba a endurecer mi polla. Por lo que parece a él también le estaba gustando ya que notaba su polla dura contra mi ombligo, manchándome con su abundante líquido preseminal.

El castigo, aunque excitante, se me estaba haciendo eterno y agotador. Estar sobre sus rodillas con el culo azotado como un colegial castigado por su padre molaba, era super excitante, pero muy doloroso. Al terminar tenía el culo totalmente rojo e hinchado y dolorido.

-        Muy bien zorrita, has aguantado el castigo como un hombre, aunque viendo lo cachondo que te ha puesto, diría que lo has aguantado como una sucia puta.

-        Gracias amo, seré su puta y lo que desee -Dije humillado pero caliente con mi polla apuntando al techo-

-        Ahora a las duchas, es el momento de entrenar tu culo, entre el castigo y el entrenamiento que te voy a dar ahora, mañana no podrás sentarte jajaja -Dijo riéndose sin parar agarrando gorda polla-

Siguiendo sus órdenes me dirigía hacia las duchas, caminando con dificultades por mi culo dolorido y rojo hinchado por los azotes, totalmente cubierto de sudor y con la polla dura como nunca. Él iba detrás mirando con vicio mis nalgas rojas que ocultaban un estrecho ojete virginal apretado que pronto sería invadido con rabia y furia por su gran polla venosa como si de un ariete medieval se tratara.

Iba a convertirme en su puta, solo saldría de aquellas duchas con el culo abierto, usado y roto y él con sus huevos vacíos y su polla satisfecha. El entrenamiento duro de verdad comienza ahora.

En las duchas, me dirigí directo a la última de las duchas, como había hecho el día anterior. Unas duchas que tenían barreras de separación, pero sin puertas. Encendí el agua y el chorro cayó sobre mi cabeza bañando todo mi cuerpo arrastrando el sudor acumulado por el entrenamiento. Miré hacia atrás y lo vi, justo a mi espalda, con cara de mala ostia me empujó por la espalda aplastándome contra la pared.

-        Comienza el entrenamiento zorra -Dijo azotando mis nalgas rojas-

Yo estaba asustado e inmovilizado contra la pared, dada la diferencia de peso y musculatura, me tenía totalmente controlado, sin poder moverme y con mi culo expuesto bajo el agua de la ducha. Noté como sus dedos gruesos y ásperos sobaban mi suave culo y como estos comenzaban a moverse por mi ano cerrado como un asterisco. Se chupó uno de los dedos y comenzó a hacer fuerza contra mi ojete, martilleándolo como si de un pequeño taladro se tratara, notando como con cada embestida me dolía más y el dedo entraba poco a poco cediendo mi estrecho culo.

Era una sensación muy extraña, nunca me habían metido nada por ahí, yo era hetero, les había follado el culo a varias tías, ahora estaba sintiendo lo que ellas habían sentido conmigo. Ahora iba a ser yo el enculado.

Con mucho trabajo consiguió meter el primero de sus gordos dedos en mi culo, sentía como me ardía el ano. Se ve que él sabía lo que hacía ya que con el dedo dentro lo movió estimulando mi próstata y provocándome unas oleadas de placer que hacían convulsionar mi polla. Era muy extraño dolor, placer y humillación a partes iguales.

-        Menuda zorra eres, vas de hetero y te calientas como una puta en celo cuando te meto un dedo por el culo jajajaj -Dijo con su dedo invadiendo mi estrecho culo-

Yo no era capaz de hablar, estaba como en trance notando su dedo en el culo y el agua golpeando mi espalda. Soltó su mano izquierda que estaba en mi cuello y la usó para abrirme las nalgas y poder dejar más expuesto mi ojete.

-        Necesitas más lubricación putita o te voy a romper de verdad jejej -Dijo sacando de golpe su dedo de mi culo y metiendo dos de golpe en mi boca

-        Chúpalos ostia -dijo Carlos follándome la boca con ellos, provocándome arcadas y babeando al máximo.

Sacó sus dedos llenos de mis babas y los dirigió a mi culo. Comenzó a introducirlos provocándome de nuevo un gran dolor, notando como mi culo se iba abriendo poco a poco. Una vez introducidos empezó a hacer movimientos, primero girándolos y después follándome con ellos, sacándolos y metiéndolos. Poco a poco mi culo se fue dilatando y cada vez entraban con más facilidad y ese dolor se fue transformándose en placer. Era un placer muy raro, pero molaba.

Cualquiera que nos viera fliparía con la escena, yo contra la pared de la ducha, con el culo en pompa y follado por los dedos de ese pedazo de bruto con cara de pervertido y con una polla enorme de 20cm apuntándome amenazadoramente.

-        Ya has disfrutado suficiente por ahora, me toca a mí, chúpamela que sé que lo estás deseando zorrita.

Me sacó los dedos del culo, me dio la vuelta mirando a él y me hizo arrodillar empujándome por el hombro hacia abajo. Ahora tenía su pollón justo delante de mi cara. Una polla gorda grande y venosa, un trozo de carne jugosa coronada por un grueso glande rojo. Empecé a besar la punta y a lamer poco a poco el tronco de esa polla, notando esas venas hinchadas que recorrían toda su longitud. La agarré con mi mano y me la metí en la boca chupando y succionando. Él la sacó y me dio una bofetada en la cara que casi me tira al suelo.

-        Las buenas zorras no usan las manos, si quieres mamársela a un macho como yo debes hacerlo sin manos y con ganas, como si no hubieras comido en toda tu vida puta.

-        Lo siento amo, no volverá a ocurrir -Dije metiéndome su polla hasta el fondo de mi garganta provocándome a mí mismo una gran arcada.

Yo seguía mamando sin parar, chupando y succionado su capullo, solo descansando para chupar sus grandes pelotas. Notaba como cada vez la tenía más dura e hinchada. Curiosamente me estaba molando chupársela, me ponía muy cachondo estar a merced de un macho como ese, un auténtico animal salvaje que me iba a usar como a una hembra en época de apareamiento.

Tras un largo rato mamando, aunque más bien era follándome la boca con su polla, se apartó de mi sacando su polla de mi boca.

-        Buena mamada putilla, mírala bien, porque dentro de nada te la voy a clavar en el culo, que se que lo están deseando. -Dijo golpeándome en la cara con su rabo duro varias veces, dejándome la cara manchada con mis babas y su precum.

Me hizo levantar y me empujó contra la pared, en la misma posición que al principio. Cogió el bote de gel de ducha y me puso un poco en el culo.

-        Ya que no tenemos lubricante esto ayudará un poco, que con lo prieto que tienes el coño, la saliva no será suficiente.

Apuntó con su polla a mi culo. Noté el capullo apretando mi ojete y comenzó a empujar. Gracias a la dilatación previa, mi culo fue abriéndose poco a poco, pero dado el gran grosor de ese pedazo de rabo, estaba sufriendo un gran dolor. Yo no paraba de gimotear y de intentar frenar a mi invasor poniendo una mano sobre su cadera, pero dada la diferencia de peso y musculatura esa algo imparable.

Pronto todo su glande traspasó mi esfínter y lo dejó quieto para que mi culo se acostumbrara.

-        Ves zorrita, ha pasado lo peor, lo más difícil es la punta -Dijo mientras me agarraba la polla, dura y goteando precum sin parar bajo la lluvia de la ducha.

-        Ajj duele mucho amo, la tienes demasiado grande y gorda

-        Tu tranquila putilla que seguro que enseguida me pides más.

Tras unos segundos parados, mi culo se calmó un poco, él lo notó y me agarró las caderas con una mano a cada lado

-        Toma zorra -Dijo gritando mientras daba una tremenda embestida metiéndome de golpe la mitad de su polla

-        Nooo ajjj duele amo -Grité al notar el dolor de su rabo clavándose en mi culo

Paró un poco otra vez para que me acostumbrara y comenzó un lento mete saca, primero moviéndola un poco y después casi sacándola por completo para después volverla a clavar. Yo me movía como una marioneta embestida por sus 90kg de músculos. Mi culo cada vez se tragaba más rabo hasta que de un último empujón me la metió por completo, notando como sus enormes pelotas chocaban contra mi culo.

Me tenía empalado completamente. Me empujó otra vez contra la pared, agarrándome el cuello con un brazo y con el otro agarrando mi cadera para ayudar con las embestidas. Aunque parezca mentira, el dolor inicial se había ido transformando poco a poco en placer, al principal muy sutil pero ahora era algo descontrolado, notaba como mi polla cada vez estaba más dura y palpitaba sin control.

Las embestidas brutales de la enorme polla de ese tío me estaban estimulando como nunca antes. Mis quejas fueron convirtiéndose en gemidos de placer ensordecidos por el agua de las duchas.

-        Dame más amo, fóllame fuerte -Dije suplicando-

-        Lo sabía, sabía que escondías una buena puta en tu interior, eres mía cerda prepárate -Dijo Carlos con su voz cargada de vicio e iniciando una follada aún más bestial-

Si antes me estaba dando fuerte, ahora me daba caña de verdad, sacando su polla por completo y volviendo a meterla de golpe con cada embestida. Mi ojete antes estrecho ahora tragaba polla como el mejor de los coñitos. Las constantes embestidas no paraban de estimular mi próstata. Cada vez que me la clavaba notaba como mi polla palpitaba hasta que ya no pude más

-        AAAArrr!! me corr.. me co… me corro!!! -Dije con mi voz entrecortada por las embestidas.

Unos chorros enormes de lefa salieron disparados de mi polla chocando contra la pared de la ducha, mientras mi amo seguí con la follada sin descanso. Cada vez acelerando más las embestidas y azotando mi culo.

-        Toma puta, toma polla

-        No querías polla, toma guarra

Notaba como su polla cada vez empujaba más, cada vez más caliente e hinchada hasta sin previo aviso me la sacó de golpe del culo, notando un gran vació sin aquella polla. Yo sin fuerzas caí al suelo de la ducha, el me giró y me dijo:

-        Hora de la proteína putilla -Dijo metiendo girándome y metiendo su polla bruscamente en mi boca hasta invadir mi garganta-

Tras unos segundos follándome la garganta, noté como sus embestidas se hacían más fuertes y profundas y empezaba a convulsionar, inundando mi garganta con su corrida abundante y espesa que yo tragaba sin parar, aprovechando hasta la última gota de ese salado y viscoso néctar.

Tras vaciar sus huevos en mi boca, la sacó y sin decir nada se puso a mearme en la cara, se fue a la ducha de enfrente y se duchó mientras yo totalmente agotado y con el culo abierto lo observaba desde el suelo. Al terminar se giró y me dijo:

-        Nos vemos en dos días puta, tu entrenamiento no ha hecho más que empezar.

Y así me dejó tirado en las duchas, sin fuerzas, con las piernas temblando y el culo abierto como una boca de metro.

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