Hola lectores, espero que disfruten de esta que es mi primera historia en esta pagina (Dejo a su criterio si pensar que esta historia es real o no) pero mas que nada espero que lo disfruten y comenten que les pareció.
Soy un chico no muy alto y delgado de 17 años, mi piel esta entre blanca y morena, tengo cabello castaño y soy estudiante de primer año de medicina. Me crié con mi madre y sus hermanos que vivían en la casa de mi abuela pero debido a una buena oferta universitaria en otro estado convencí a mi madre de irnos a vivir allí para mis estudios y buscando residencias en las cuales hospedarnos un hombre de 29 años llamado Roberto nos rentó 2 cuartos de su casa la cual tenia 4 cuartos, 2 baños, una cocina… Pero mejor no los aburro con los detalles de la casa. Roberto siempre fue muy amable con nosotros, como dije tenia 29 años y tenia el pecho fornido aunque tenia una panza (No muy grande) pero era bastante velludo, con barba corta y de piel un poco mas obscura que la mía, era bastante grande y alto pero generalmente no estaba en casa o solo se quedaba en su cuarto o se sentaba a ver la televisión y a beber cervezas cuando no estaba en su trabajo.
Conforme pasó el tiempo Roberto se fue haciendo especialmente amigable conmigo, se mostraba interesado en mis trabajos de la universidad y se ofrecía a llevarme en su auto para que no caminara pero un día cuando ambos estábamos viendo la televisión el estaba borracho y yo me levanté a buscarle una cerveza y en ese momento me dio una nalgada lo que me pareció muy raro pero como estaba borracho lo dejé pasar. Pero ese no seria el fin de la situación, a partir de ese día comenzó a tener juegos raros y me abrazaba o metía su mano en mi pantalón para apretarme las nalgas y yo por mi parte me sentía muy raro, no quería tener problemas y que nos echara de la casa pero en el fondo no sabia si me gustaba. Él incluso un día saliendo de el baño abrió su toalla y me mostró su grueso y velludo miembro a lo cual yo no respondí nada excepto decirle que mi madre estaba cerca y que lo podría ver a lo cual el respondió cubriéndose rápido.
Yo siempre he sido muy reservado e introvertido por lo cual su actitud solo hacia que me pusiera rojo pero no le seguía el juego, solo continuaba con mis estudios hasta que un viernes por la noche llegué cansado de la universidad, él estaba bebiendo y casi ni me miró lo cual me pareció raro porque cuando llegaba el siempre me respondía con algún comentario. Mi madre estaba haciendo la cena pero yo estando cansado me llevé la comida a la cama y dormí profundamente hasta que llegaron a ser las 11 de la noche y un sonido me despertó y en ese momento sentí como alguien entraba dentro de el cuarto a lo cual yo respondí haciéndome el dormido.
Con un ojo entre abierto y cerrado pude ver que era Roberto y en ese momento traté de levantarme pero puso su mano en mi boca y con la otra mano me sujetó los brazos (Era bastante fuerte) me dijo que guardara silencio o podría despertar a mi madre y yo intenté gritar pero el me respondió con una cachetada; me dolió mucho y luego puso su mano en mi boca de nuevo para evitar que gritara y en ese momento pude ver como su miembro salia de entre su pantalón, no era muy grande tenia como 16cm pero era muy, MUY GRUESO. Yo trataba de forcejear pero él me golpeaba y me inmovilizaba hasta que me dijo que si no cooperaba me haría daño y yo entonces me quedé quieto y el comenzó a masturbarse y a decirme que tenia un hermoso trasero y que desde el primer día había querido meter su miembro en el. Luego de unos momentos me arrodilló en el suelo mientras él seguía sentado sobre la cama y acercaba mi cara a su miembro a lo cual yo me rehusaba; me cacheteó de nuevo pero mas fuerte y entonces me tomó de la cabeza y me acercó de nuevo a su miembro y yo abrí lentamente lo labios y con fuerza clavó su miembro en mi garganta.
Como su miembro no era demasiado largo este me cabía todo en la boca con solo un poco de esfuerzo, entonces comenzó a hacer embestidas una tras otra y yo me sentía muy raro. Su miembro velludo primero sabia a sudor y tenia un olor agrio pero luego de unos momentos dejó de tener ese sabor para finalmente conforme salia su liquido pre-seminal tener un sabor salado y no muy agradable pero el seguía clavando su miembro como si no hubiese un mañana, sujetaba mi cabeza y en un momento lo sacaba todo para luego enterrarlo de un tirón, otras veces solo lo sacaba un poco para luego regresar a meterlo hasta la base y pegar mi nariz contra los vellos de su miembro. Era un mete y saca de una vez, dos veces, tres veces y continuaba asi rítmicamente hasta que en un momento parecía que acabaría pero de repente la sacó de un tirón y con un tono grave y profundo me dijo: “Sobre mis piernas” y entonces yo me acosté boca abajo con mi abdomen sobre sus piernas y el puso una vez mas su mano en mi boca para silenciarme y con su otra mano libre comenzó a introducir sus dedos dentro de mi ano. Sus dedos no tenían ningún lubricante ni saliva lo cual hizo que me doliera muchísimo y quisiera gritar, entonces dijo: “Esto es lo que pasa cuando no me haces caso” para luego de un silencio y de un brusco intento de metida terminar con un: “¿Ahora vas a portarte bien?” y quitándome su mano de la boca yo casi sin saber lo que decía conteste con un “S-si” asintiendo con la cabeza.
Entonces Roberto escupió entre mis nalgas lo cual fue una sensación completamente nueva, se sentía caliente y viscoso y luego de remojar sus dedos en su saliva siguió introduciendolos pero esta vez sin tanto dolor. Fue introduciendolos de uno a uno hasta que en un momento tenia 3 dedos adentro entrando y saliendo con embestidas fuertes a lo cual yo contestaba con pequeños gemidos que no parecían ni de placer ni de dolor y en un momento el me tapó la boca de nuevo con su mano y comenzó a darme nalgadas. Roberto disfrutaba de ver como temblaban mis adoloridas nalgas y me dio una, luego dos, luego tres y del dolor perdí la cuenta y cuando me di vuelta vi que mis nalgas estaban tremendamente rojas y una vez rojas acercó su boca a mi ano y comenzó a lamerlo. A partir de este momento por fin pude relajarme y luego de un momento comencé a sentir placer, Roberto introducía su lengua con gentileza y se movía lentamente a través de mí, dilatando mis músculos anales hasta que luego de un momento el me acostó boca arriba y levantó mis piernas en alto, el aun tenia su pantalón azul claro y su camisa negra mientras que yo estaba completamente desnudo y entonces acercó su miembro a mi entrada y sosteniendo mis piernas en sus hombros se acercó a mi boca para meter su lengua dentro de ella y en un momento clavó de un tirón la mitad de su miembro dentro de mi.
Yo quería gritar del dolor pero el volvió una vez mas a cerrar mi boca con su mano y comenzó a introducir mas a fondo su miembro y una vez todo adentro lo sacó de un tirón y se quedó quieto como por un minuto casi como si me estuviese dando tiempo para asimilar el dolor y luego, revisó en su bolsillo para sacar algo de lubricante y untarlo tanto en su miembro como en mi entrada. Yo no podía creer que todo este tiempo había tenido lubricante y me había hecho pasar por todo ese dolor sin razón alguna, y comencé a pensar que si tenia ese lubricante era porque lo había planeado todo y por eso no me dirigió la palabra cuando recién llegaba a casa, recordé su sonrisa y su mirada cuando llegué, recordé su mueca descarada que había maquinado todo lo que estaba pasando en este preciso instante y una vez lubricado su grueso miembro volví en mi mismo al presente y noté que se había hecho mas grueso al haber estado dentro de mí. Volvió a introducirlo pero esta vez fue fácil su entrada y continuó en un lento mete y saca mientras volvía a meter su lengua en mi boca explorando mis cavidades, luego de eso comenzó a aumentar la velocidad y cuando se me escapó un gemido el me dio otra cachetada y me dijo que despertaría a mi madre. En ese momento yo abrí la boca para respirar y reincorporarme y el escupió dentro de ella por lo cual no la volví a abrir y me quedé quieto sintiendo su tibia saliva en mi boca. Sentía miedo, sentía dolor, sentía placer y no sabia realmente lo que sentía mientras el seguía entrando y saliendo de mi sin pedir permiso como si fuera de su propiedad entrando y saliendo a gusto de su propia casa, como si le perteneciera por completo a él y solo a él.
Entonces continuamos teniendo sexo, estaba exhausto, adolorido y había perdido la noción del tiempo pero cuando vi el reloj noté que eran las 3 de la mañana, él había pasado como 3 horas metiendo y sacando su miembro sin cambiar de posición, sin detenerse, sin descansar; él me estaba poseyendo completamente y marcando su territorio como todo un un macho alfa mostrándome sus capacidades una embestida tras otra, un mete y saca tras otro en un momento afuera por completo y en otro tan adentro como nunca había sentido nada dentro de mí, con fuerza una y otra vez poseyéndome con su grueso miembro palpitante, entrando y saliendo de mi como si fuese suyo y solo suyo, como si quisiese marcarme por dentro estirando mi adolorida entrada y dejando evidencias para el resto de mi vida cincelando mi interior con sus embestidas cuan bestial y salvaje obra de arte propiedad de Roberto y solo de Roberto, continuando a veces lento, a veces rápido, a veces tomando aire para hacerlo mas y mas fuerte tal que nunca jamas alguien me lo había hecho de esa forma una y otra y otra vez, adentro y afuera, lento y luego rápido, suave y luego con todas sus fuerzas mientras yo veía como los vellos de su miembro que subían hasta su ombligo en forma de montaña se alejaban y se acercaban hacia mi junto con su abdomen que me embestía ferozmente, velludo cuan animal de caza devorando su presa indefensa mientras que de mi miembro flácido y temeroso salia blanco liquido pre-seminal.
Continuó embistiendome una, dos, tres y así y así hasta veinte, treinta, ochenta, noventa veces y luego perdí la cuenta y la noción del tiempo y solo podía sentir como continuaba y continuaba cada vez mientras sentía que mi cabeza volaba y abandonaba mi cuerpo y solo estábamos él y yo, o mas bien él y su propiedad, era todo suyo y él entraba y salia cuando quisiera, cuando le placiera y le apeteciera disponer plena, total y completamente de mí, hasta que en un momento el me tomó de la cabeza y me arrojó al suelo en 4, yo instintivamente intente alejarme pero el me sujetó de mis caderas y clavó su miembro directo en mis entrañas dejándome en posición de cañón y luego lo sacó de un tirón y lo volvió a clavar profundo, rápido, feroz y violento una y otra vez todo adentro y todo afuera estremeciéndome por dentro con su grueso miembro clavándome fuerte como si fuese una venganza por todo el tiempo que pasamos sin que él me taladrara sin misericordia hasta mi tope, martillando con fuerza y con rabia cuan albañil frustrado, golpeando sus bolas contra las mías una y otra vez, sacándola y metiendola profundo adentro y afuera sin piedad ni remordimiento, tan brusca y plenamente como se dispone de cualquier vieja y confiable pertenencia así estaba él disponiendo de mi orificio como si fuese su entrada personal al placer, llegando profundo y luego de un tirón sacándola haciendo que me estremeciera una y otra vez hasta que en un momento no lo sacó y sentí algo caliente y viscoso dentro se mi. El soltó un sonido entre un gemido y un gruñido y se mantuvo clavado a dentro de mí por unos minutos sujetando mi pelvis con mucha fuerza contra él en posición de cañón sujetándome fuerte como un oso, como si tratara de evitar que yo escapara hasta que la ultima gota de su preciosa semilla no se haya derramado profundo y estuviese resguardada segura dentro de mí, yo era su nuevo deposito gratuito de semen y el sabia que nunca volvería a estar solo ni desperdiciaría su semilla vertiéndola al suelo mientras pudiese disponer de mí, llenándome cuando le placiera sin perder ni una gota continuó así entre gruñendo y gimiendo, bombeando y depositando su semen cuan firma personal hasta que guardó silencio por un momento, no sabia lo que pasaría ni porque se había detenido hasta que de pronto… ¡Plaaaassspp! Me dio una ultima nalgada con tanta fuerza que hizo temblar mis nalgas y dejó una marca roja con la silueta de su mano sobre mi costado cuan marca caliente de ganado reclamado, luego sacó lentamente su miembro mientras su semen escurría de dentro de mí hacia afuera, su semen caliente y viscoso resbalaba desde mi cansado y estirado ano en un modesto chorro hasta mis bolas y luego se precipitaba en forma de gotas hacia el suelo dejando un pequeño charco y luego sin decir otra palabra él se cerró el cierre de su pantalón, manoseó, apretó y me dio unas palmadas en mis nalgas y salió del cuarto azotando la puerta… Yo estaba desorientado no sabia ni que día ni que hora ni que momento estaba y no sentía ya dolor, realmente no sentía la parte baja de mi cuerpo y cuando intenté moverme sentí algo viscoso en mi abdomen, era otro pequeño charco de semen… Me había venido sin darme cuenta y mi semen se mezclaba con el semen de Roberto en el piso, llevé mi mano a mi masacrada entrada y pude sentir como aun salia semen caliente de dentro de ella, con mis brazos me levanté como pude, limpié el desastre del piso con mi camisa en el suelo la cual no me di cuenta cuando Roberto me la había quitado, volví a la cama y no me levante hasta que no sonó la alarma del reloj a las 7 am.
Seguí dormido después de eso hasta que llegaron las 10 am y mi madre vino al cuarto a despertarme a lo cual yo le dije que me sentía mal y que me trajera el desayuno a la cama porque no podía pararme, mis músculos estaban arruinados y cada movimiento me dolía y entonces ella me dio un analgésico pensando que tenia gripe y me quedé en cama todo ese día recuperándome y entonces en medio de la tarde Roberto se apareció por la puerta y yo me asusté pero el solo vino a traerme mi almuerzo, preguntó como estaba y actuando tan cariñosamente como siempre lo hacia reclinó mi almohada y salió del cuarto sin hablar de lo que había pasado pero antes de que la puerta se cerrara el la detuvo con una pierna y a través de una pequeña abertura, sujeto su miembro a través de su pantalón y lo masajeo con una cara descarada y con una sonrisa en su rostro antes de salir y dejar a la puerta cerrarse solo susurró las ultimas palabras que escuché ese día: “Todo tuyo, cuando quieras”.
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