El negro que me destrozó

Negro dotado se la mete sin condón joven delgado - Tema Gay ...

Hace un año más o menos que estoy trabajando en una multinacional alemana, y por razones de trabajo roto por varios departamentos al mes. Un buen día un compañero me dice que han entrado tres chicos nuevos a trabajar a la planta de preparación del almacén. Yo pensé en aquel momento, bueno serán tres preparadores más que habrá contratado la empresa.
Pero la sorpresa vino cuando me los presentaron a los tres, dos de ellos eran congoleños y el último senegalés. Ese chico me llamo la atención, porque era de alto como yo, medía 1,85 más o menos, era de rasgos muy exóticos y un cuerpo que se veía bien trabajado, su piel era tersa y de color chocolate puro, la mirada de ese chico me cautivo, tenía unos ojos marrones avellana pero muy claritos, y su sonrisa era blanca y bonita.
Les pregunté a todos el nombre, pero realmente el que me interesaba era el de él. Me dijo que se llamaba Mamu, y que tenía 23 años y llevaba 2 en España.
Mi jefe me pidió que les enseñara las instalaciones que les pusiera a trabajar con un supervisor de mi elección, y eso hice, aunque Mamu se quedó conmigo.
Pasaron varias semanas hasta que cogimos confianza y él me contó el porque  de estar en España y que quería algún día volver a su país a visitar a su familia.
En una de esas conversaciones que se fue alargando nos quedamos hasta las once de la noche en el trabajo, todos se habían ido y en los vestuarios solo quedábamos el y yo, nos empezamos a desvestir y entonces vi ese cuerpo esculpido de mármol, sus brazos parecían troncos de árbol, los bíceps y los tríceps muy bien definidos y musculados. Sus pectorales bien anchos y fuertes y su abdomen era una tableta de chocolate muy bien definida. Sus piernas eran grandes y musculosas, fuente del trabajo realizado previamente en el gimnasio y en otros trabajos. Pero mi sorpresa fue cuando se quitó los slips para ir a ducharse, llevaba un rabo de 22 cm, yo me lo quede mirando fijamente, como si no hubiera visto ninguno así.
La verdad es que su pene era precioso, gordito grande y con muchas venas. Se dio la vuelta y marchó dirección las duchas, yo en ese momento ya estaba muy caliente y tenía mi polla más tiesa que el mástil de un barco. Su trasero era precioso, grande y redondo ese culo merecía un monumento. Yo me desnudo varios segundos y también me fui dirección a las duchas, la comparativa es que yo soy más bien delgado, algo definido por el gym, pero muy poco.  Intenté que se me bajara la hinchazón del pene para no ser muy cantoso, y cuando mi miembro ya estaba flácido, me dirigí a las duchas que eran comunes.
Y nada más acercarme a ellas veo como la espuma blanca del gel recorre cada por de su piel y va cayendo para abajo arrastrada por el agua.  Automáticamente mi pene vuelve a  endurecerse y el calentón es imposible de disimular.
El se percata que yo estoy detrás de él, y se da la vuelta, nada más verme mi polla tiesa, sonríe y me dice; Alguien se ha alegrado de verme. Esa frase me puso todavía más cachado. Pero me quedé quieto frente a el esperando su reacción. Aunque mi acto reflejo fue mucho más rápido que mi mente, mis ojos se fueron directos a su pene que se estaba empezando a levitar, y en dos minutos tenía delante de mí esa hermosa polla, tiesa y dura solo para mí.
-Mamu: Se que estás deseando devorarlo perra, así que ven aquí ponte de rodillas y empieza a comer mi polla ah.
Mi cuerpo no reaccionó hasta pasados unos segundos, entonces obedecí, me puse de rodillas frente a él, y comencé a comerle su nabo como nunca antes lo hice, degustaba cada parte de ese falo, recorría el tronco con mi lengua desde la punta hasta el final, una y otra vez, cuando llegaba abajo, lamia sus huevos que eran grandes y hermosos. El estaba apoyado contra la pared y solo se oían gemidos.
Mamu; Si perra, eso es lo que me gusta, que una marica rubia me coma mi banana, te veo con ansia, pues tranquilo que te vas a saciar perra que Mamu tiene banana para rato.
Yo oía eso y comía su polla cada vez más rápido. El no paraba de gemir y de decir cerdadas, yo seguía comiendo el rabo, los huevos los succionaba y los volvía a soltar, en un momento dado noto una mano en mi cabeza y la otra en la puerta de mi culo, en ese mismo instante Mamu me suelta una cachetada en el culo y me dice; “Me voy a follar este culo de viciosa que tienes, putita mía”.
A lo que yo le respondo; “Sí papi, me encanta que una pantera como tu me haga gozar y me use a su antojo como la puta que soy”.
Yo creo que esa frase le debió de poner cachondo porque me levanto de los hombros y me empezó a besar, yo en ese momento estaba en éxtasis, mientras nos besábamos yo aprovechaba a sobarle ese culo nalgón y duro que tenía, él para en seco y me dice;
-Mamu; “Quieres probar culo de negro ah?
A lo que yo le respondo; “Quiero comerte todo el ojal, quiero morder esas nalgas azotarlas.
Acto seguido me coge de la mano y me lleva los bancos, se va hasta la puerta la cierra con llave, y se pone en el banco de rodillas y apoyado contra la pared, yo comienzo a recorrer su cuello besándolo, bajo por la espalada y termino en la raja de su culo, con mis dos manos agarro las nalgas y las abro, empiezo a escupir dentro para ir abriéndolo, le azoto con la mano una nalgada derecha y luego izquierda, él solo suelta leves gemidos, luego intruczco mi lengua en ese sabroso culo, y comienzo a fallármelo con mi lengua, aquel culo estaba delicioso, yo recorría con mi lengua todo el ano y de vez en cuando mordía esas nalgas, el solo podía decir;
-Mamu; “No pares, sigue follando mi culo con tu lengua, dios que bien lo haces, me encanta sigue”.
Y yo seguía. Y el gozaba, hasta que se levanta y me da la vuelta, me azota en el culo y empieza a comérmelo él a mí, yo estaba extasiado, cachondo perdido, en una vorágine de placer y adrenalina, note como sus dedos se iban introduciendo en mi culo, primero uno, más tarde dos, luego tres, yo solo pensaba que no pare nunca.
En ese momento saca de su mochila un lubricante y me lo echa en el agujero, se pone un poco en su pene, y noto como esa manguera se va introduciendo suavemente en mi trasero.
Yo me pongo en posición de a 4 patas sobre el banco y el empieza a embestirme salvamente, me azota mientras me folla, me agarra del pelo, me muerde la oreja y me susurra; “Te voy a meter la mayor follada que te han metido hasta ahora, puta viciosa marica”. El oír esas palabras a mi me ponía a mil.
-Yo: Si Mamu, hazme tuyo, no pares de follar este culo de viciosa tragona que quiere leche”, sus embestidas cada vez eran más rápidas, hasta que para en seco, coge la tolla la extiende en el suelo y se tumba en ella, me dice; “Ven cariño ven donde el Papi Mamu que te va a enseñar a cabalgar”.
Yo me senté de golpe en ese miembro fálico y empecé a cabalgar como un loco, le agarraba de los pectorales, de los brazos, le besaba el cuello, los labios los besaba y los mordía, gemía como una perra. Y le miraba a los ojos, y su cara era una expresión de vicio y autoridad, me pide que me de la vuelta y me vuelva a sentar, entonces coge un cinturón y me ata las manos a la espalda, me agarra del pelo y empiezo a cabalgar de nuevo, el me decía a la oreja; “Sigue cabalgando a esta yegua que te va a preñar este semental, te va a llenar de leche desde el  culo hasta la garganta”. Yo me empecé a correr como un loco, nunca había echado tanta leche en un polvo, mientras me corría sentía que tenia 6 orgasmos a la vez, una vez que me termine de correr, el me soltó las manos, y me giró, cogió mi leche con sus dedos y se lo llevo a la boca.
Luego me puso de rodillas y me metió su manguera por la boca y yo se la comía otra vez gustosamente, mientras le metía dos dedos por el ojete, en un momento dado me dice, que se va a correr y empieza a  tensarse y a convulsionar, su polla se hincha y empieza a inundar mi garganta con su leche, me trague lo que pude, pero aquello era un grifo fálico, no paraba de echar y echar leche, se me caían por las comisuras, cuando terminó recogí lo que cayó con el dedo y me lo llevé a la boca, terminamos con un beso jugando con la leche en nuestras lenguas.
Terminamos y nos duchamos, nos vestimos, nos despedimos con un beso, el me dio una nalgada y nos fuimos cada uno a su casa. Desde ese día hacemos ese ritual cuando coincidimos los domingos en el trabajo.

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