Me cogí al novio de mi cuñada 2da parte – (La confesión de Manuel)


Habían pasado algunos meses desde mi experiencia con Manuel, el novio de mi cuñada, desde ese día sentía culpa y la cruda moral me aquejaba cada vez que lo veía, me intimidaba su mirada, no podía verlo a los ojos, Manuel por el contrario parecía natural y se comportaba como si nada hubiera pasado.

En mi trabajo me dieron un par de semanas de vacaciones y decidimos planear un pequeño viaje a Tapalpa; un pueblo mágico cercano a Guadalajara, lleno de montañas, bosques, lagos y presas.

Mis suegros y mi cuñada nos acompañarían; cabe mencionar que desde siempre he llevado una buena relación con los padres de mi esposa, como anteriormente les había mencionado estoy casado desde hace algunos años y tengo un pequeño de 3.

Llego el día de partir y al pasar a casa de mis suegros me sorprendí al ver a Manuel ahí, sentado con el celular en las manos, no sé que me pasó en ese momento; fue como si el tiempo se hubiera detenido y me diera tiempo de admirarlo, sentado en la banqueta con las piernas dobladas, audífonos que parecieran sacados de una película futurista, mirando el celular en sus manos, vestía un pans gris, camiseta blanca y un chaleco naranja con líneas negras que combinaba con sus tenis.

Saludé cordialmente a la familia y le estire la mano a Manuel para levantarlo del piso.

– Cómo estás Alex – pregunto amablemente Manuel
– Excelente Manu y tú qué tal.

– Ansioso de irnos al paseo – sus ojos se iluminaron de una forma extraña, llenos de lujuria.

Quise ocultar lo incómodo de la situacion y simplemente no le di importancia, aunque no puedo negarles que me provoco una rara sensación, comenzamos a subir las maletas a la camioneta, disimuladamente veía el culo de Manuel, se veía realmente delicioso en ese pans.

Mi camioneta tiene 3 filas de asientos, así que partimos cómodamente, mi esposa y yo en los asientos delanteros, mis suegros en los intermedios junto con mi hijo y mi cuñada y Manuel al final.

Sentía la mirada penetrante de Manuel por mi espalda, gire mi rostro hacia el retrovisor y ahí estaba, su rostro se grabó en mi mente, unos olluelos en sus mejillas morenas lo hacian verse inocente, sus ojos llenos de ternura y lujuria, su cara definida y completamente lampiña, era una especie de invitación al pecado y no estábamos en posición de aceptarla.
Al menos hasta el momento.
O tal vez solo era mi imaginación y yo me armaba esa novela en mi cabeza.
No lo sé pero pronto sabria lo que en realidad estaba pasando.

Luego de casi dos horas de camino llegamos a nuestro destino, un par de días antes había contactado a un conocido que tenía una cabaña y con gusto acepto alquilarla.
Decidí comportarme de manera natural al igual que Manuel y dejar de pensar en pendejadas, borrarme de la mente el capítulo de la rosa de Guadalupe que me estaba inventando y disfrutar del paseo.

Ya instalados invite a mi suegro y Manuel a ir por unas cervezas, hacia un calor de los mil demonios y era necesario unas bien frías para mitigarlo un poco.

Eran como las 2 de la tarde cuando fuimos a un lugar llamado las piedrotas, rentan caballos y puedes disfrutar de una vista hermosa del campo y las montañas.

La tarde se fue rápido y pronto se hicieron las 6, era hora de regresar, de camino llegamos por salchichas y malvaviscos para disfrutar de una noche a la luz de la luna y frente a una fogata, por supuesto no podía faltar la bebida (debo decir que mi suegro y yo somos de arranque para beber cerveza y al parecer Manuel también lo era).

Entre pláticas, cigarrillos y cerveza se hacía tarde, poco a poco iban desfilando a dormir hasta que al final quedábamos solo mi suegro, Manuel y yo.

– Con permiso jóvenes yo me retiro – dijo mi suegro levantandose un poco mareado por el alcohol.

– Buenas noches – contestamos al unísono Manuel y yo.

Por fin nos habíamos quedado solos, volteé con Manuel para mirarlo al rostro, estaba demasiado serio, no hacía muecas, más bien era como si tuviera algún recuerdo, me acerque a él.

– Que te pasa cabron? – Pregunté extrañado
– Sabes we, hace tiempo que quería platicar algo contigo, te tengo mucha confianza y después de lo que pasamos creo que eres la única persona a la que puedo decírselo.

Sinceramente me tenía desconcertado y no sabía que estaba pasando.

– Tú no fuiste el primero que me cogio.

– No MMS Manuel eso no es razón para ponerte así.
– Le dije entre risas.

Ni siquiera puso atención a mi comentario.

– Tenía 5 años cuando un primo me hacía cosas, sinceramente me gustaba

Zaz cabron esa si no me la esperaba, quedé pasmado al escuchar eso, mi sorpresa era evidente al no poder articular palabras;

– Había tratado de olvidar aquellas sensaciones, pero después de estar contigo ese recuerdo volvió a mí y me ha mantenido como loco durante este tiempo, sé que estamos mal, tú estas casado con la hermana de mi novia.
Vaya sorpresa – Dijo entre una sonrisa burlona y triste, era como si sintiera una culpa profunda, solo se me ocurrió poner mi mano sobre su hombro.

– No pasa nada Manuel, hagamos como si nunca hubiera sucedido y asunto arreglado – Le dije, tratando de mitigar su culpa y en cierta forma también la mía.

– Y qué tal si no quiero olvidarlo, qué tal si quiero volver a sentirte, lo que me hiciste la vez pasada fue fabuloso y es algo que no quiero arrancar de mi.

Mi verga reaccionó al instante y comenzó a erguirse producto de una poderosa erección que me provocaba el momento.

Se deslizó hacia mí y acerco su rostro al mío, mi cuerpo inmóvil no reaccionaba al momento, una parte de mi quería alejarse pues nunca había besado a un hombre, más en cambio la otra quería fundirse en los labios de Manuel, lo miraba acercarse poco a poco con los ojos cerrados y unos labios rojos carnosos me convencieron y me deje llevar, sentí su respiración, sus labios abrieron tiernamente mi boca y sentí por primera vez su lengua empapada en saliva, así duramos unos minutos con nuestras lenguas jugando, de pronto me di cuenta de lo riesgoso de la situacion y me aparte repentinamente de él.

– Que pasa Alex? – preguntó desconcertado.

– Nada we, es muy riesgoso estar en esta situacion, mejor vamos a otro lado.

Recordé un pequeño motel a las afueras del pueblo, nos subimos a la camioneta y nos dirigimos hacia allá! De camino aún recordaba el sabor de sus labios, volteaba de reojo y el miraba fijamente la carretera, entramos al lugar y nos dirigimos a la habitación, apenas abrimos y me abalance sobre el para besarlo de nuevo, sus labios eran deliciosos, una mezcla de sus jugos con un ligero sabor a cerveza, nuestras lenguas jugaban, queríamos comernos, caminábamos lentamente hacia la cama mientras nos quitamos las camisetas, bruscamente lo arroje sobre el colchón y le quite rápidamente el pans, me desabrochar el cinturón y me quite el jeans, Manuel miraba espectante, su mirada tierna nuevamente me cautivó, ojos grandes y redondos, con un brillo particular, una sonrisa con dientes perfectos y esos olluelos en sus mejillas que me volvían loco, mi verga ya parecía mástil, la liberé de su prisión y se la ofrecí a mamar, su reacción fue desesperada cómo si la vida se le fuera en ello y la tomo firmemente con su mano y se introdujo el resto en la boca, la humedad de su interior me hizo estremecer y libere un suspiro, le tome del cabello y le embestía una y otra vez, sus arcadas y lágrimas en lo ojos me calentaban aun más, en un momento me lo volvió a tomar duramente con la mano y estiró mi prepucio hacia afuera para morderlo suavemente y jugar con su lengua, la sensación me hizo delirar, nunca había sentido eso, mis piernas temblaban, lo retire suavemente y volví a besarlo, por primera vez probé el sabor de mi verga, era raro más no incómodo, lo acomode suavemente en la cama y comencé a lamerle los oídos.
Lo miré de frente.

– Quiero hacerte sentir de lo mejor Manuel, que este momento sea inolvidable.
– Le decía con voz entrecortada y con algo de sudor ya presente.

– Lo estás logrando Alex.

Después de eso continúe con mi tarea y bese su cuello, baje a sus pectorales que ya se marcaban y daban muestra de un buen físico, mordí cada una de sus tetillas, suspiro levemente, mi mano alcanzó su pene y comencé a masturbarlo, el líquido preseminal se hizo presente, eleve mi mano y se lo di a probar mientras yo bajaba un poco más por cualquier abdomen, sabía tan rico todo eso.
Decidí probar su verga total estábamos solos y ni él ni yo diríamos algo.

Me detuve un poco en su pelvis, le lamía cada uno de sus testículos, instintivamente elevó sus piernas y las posó sobre mis hombros, tomé su miembro, cerré los ojos y lo engullí hasta el fondo de mi garganta, su verga era similar a la mía en proporciones y tampoco estaba circuncidada, tenía un sabor salado, era la primera verga en mi boca y que mejor que la de Manuel.

– Ahhhhh, qué rica chupada me estás dando Alex.
– Dude un poco de sus palabras ya que yo sentí que lo hacía medianamente mal, pero me esforzaba por hacerlo bien.

Eleve un poco más sus piernas, le lamía los huevos, la próstata y al fin lleve a ese lugar anhelado, como si tuviera vida propia mi lengua se encargó de chupar cada rincón de ese exquisito ano, lo puse boca abajo y le coloque una almohada en su pelvis, separé sus nalgas y volví a jugar con su orificio, le ensalive completamente y metí lentamente mi dedo índice, gimió fuertemente pero no me detuvo, su esfínter me presionaba y antes de meter un segundo dedo me suplicaba.

– Cógeme ya Alex, quiero sentirte en mi interior.

– Pero aún no estás suficientemente dilatado.

– No me importa quiero que me hagas gemir de placer – su voz se cortaba y no podía hacerlo esperar.

Me levanté y puse mi pene en su entrada, hice presión y entró el glande bruscamente, undio su cabeza en una almohada y sus manos apretaban las sábanas un grito se escuchó ahogado, presione un poco más y entró hasta la mitad, intento moverse y eso provocó que se la enterrarla hasta el fondo.

Lo sostuve fuertemente y le besé los oídos diciéndole que se relajara, que pronto pasaría el dolor, al paso de los minutos comencé el mete y saca suave, sus gemidos se hicieron presentes y me indicaron que podía aumentar la intensidad, cada vez eran más rápidos mis movimientos, mis manos se recargaban en su espalda baja, de vez en cuando lo nalgueaba.

– Si we así cógeme rico, se siente muy bien – me imploraba.

Se la sacaba y se la volvía a enterrar hasta el fondo, nuestros sonidos eran bestiales, nuestros cuerpos estaban mojados de tanto sudor, me separé de su cuerpo y me acosté a su lado, le indique que me montará dándome la espalda, quería ver si reflejo en el espejo que estaba frente a nosotros mientras me cabalgaba, la sensación era riquísima, así estuvimos varios minutos hasta que se cansó, cambiamos nuevamente de posición y lo puse en 4, de esa manera lo podía coger más fuerte, lo sostenía de sus caderas y le indica la verga hasta el fondo, comenzó a masturbarse al compás de la cogida.

– Me voy a venir Alexxxx ahhhhhhh
– Yo también we, que rico culo apretadito tienes.

Acelere las embestidas, cuando esfínter me aprisionaba cada vez más, sus gemidos eran más fuertes y los míos también, un frío se desencadenó en mi cuerpo, los espasmos se hicieron presentes y varios chorros de semen inundaron su interior, al mismo tiempo que el terminaba sobre las sábanas blancas, caí desfallecido y cansado sobre su cuerpo, con mi verga aún en su interior hasta perder su firmeza, me recosté a su lado y suspiré, mi pensamiento se aclaró.

– We esto que estamos haciendo no está bien.
– Le dije volteando mi mirada hacia Manuel
– Ya lo sé we, pero no quiero dejar de sentirte y honestamente no podría hacer algo así con alguien más.

– Pero si llegas a quedar con mi cuñada es muy riesgoso para ambos.

– A ver cómo le hacemos, por lo pronto cuentas con mi discrecion – Después de eso nos besamos nuevamente.

Habían pasado 3 horas desde que salimos de la cabaña, ya era demasiado tarde, nos vestimos y salimos del lugar.

Sinceramente yo tampoco quería dejar de ver a Manuel pero solo el futuro sabe que nos depara, espero les haya gustado el relato, espero sus comentarios, saludos desde Guadalajara.


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