A los 14 años con el amigo mecánico de papá 3



Un día me preguntó si había estado ya con otros hombres, y le dije que no, lo cual era cierto.
Me preguntó si me gustaría.
La verdad no supe que responder ya que con él la pasaba muy bien y no se me había pasado por la cabeza.
Me empezó a preguntar sobre hombres que ambos conocíamos, si me gustaban o no, si los miraba, y luego me habló de Ricardo, un hombre que yo conocía de vista ya que iba cada tanto al galpón de papá, por algún que otro trabajo o a pedir herramientas prestadas.
El y Juan eran amigos, se ve que trabajaban juntos también, no sé muy bien en qué trabajaba Ricardo exactamente.

Me dijo que yo a Ricardo le caía muy bien y que en alguna oportunidad le dijo que yo le parecía muy lindo, y me preguntó qué me parecía Ricardo a mi.

Ricardo era un hombre menor que Juan, pero no mucho, capaz 40 y pocos.
Era gordo, más que Juan, espalda ancha, y alto también.
No era lindo de cara, pero tenía algo que me gustaba, cara de malo, cejas gruesas y espesas y un bigote grande también.
Era pelado, tenía pelo atrás nada más.
De bulto no me daba mucho cuenta, siempre lo veía de jeans, que usaba flojos.

Yo imaginé que Juan le habría contado lo que hacía conmigo, por la forma en que me hablaba de él, pero igual nunca se lo pregunté directamente.

Yo le dije a Juan que Ricardo me caía bien también.
Ahí me preguntó directamente si haría algo con él.
Yo no sabía que decirle….
pero como estábamos en confianza, luego de unos segundos….
le dije que capaz que si.
Entonces me dijo que yo tendría que ir algún día a su taller mecánico (el de Juan) en algún momento cuando estuviera Ricardo también.
Quedamos en que él me llamaría por teléfono de tarde temprano, cuando no están mis padres, para que yo fuera.
Quedamos así y se fue.

Pasaron algunos días de esto, en los cuales la idea de hacer algo con Ricardo no se me iba de la cabeza, y le dediqué varias pajas 🙂

Cierto día suena el teléfono y era Juan, me dijo que Ricardo iba a ir a su taller más tarde, que si yo quería ir.
Mi corazón empezó a latir a mil por hora, me tomó de sorpresa, él notó que yo dudaba, y empezó a tratar de convencerme diciendo que si no quería no pasaría nada, solo charlaríamos, entonces le dije que sí que iría.
Esperé un rato para hacerme la idea, además quería calmarme ya que me puse muy nervioso.

Bueno, al final salí para ahí en mi bici.
Cuando llegué Juan estaba solo, arreglando un coche, Ricardo no estaba, me dijo que llegaría en un rato.
Me quedé con él mientras seguía trabajando, hablamos de temas varios, pero nada sexual.
Al rato, como media hora después llega Ricardo, me saludó normal, y se puso a hablar de cosas de trabajo con Juan.
Luego se dirigieron a mi y me sonreían y miraban raro, ahí me di cuenta que seguramente Juan le contó lo que hacía conmigo.

Juan le dijo a Ricardo que por que no me acompañaba al fondo, para que yo viera un cachorrito que él tenía.
Fui con él, y entramos a una pieza muy chica que Juan tenía con una cama de una plaza para descansar a veces de su trabajo.
Era una habitación sin ventanas, y tenía muchas cosas tiradas o arrecostadas a la pared, no estaba muy limpio.
Entramos y prendió la luz y Ricardo hacía como que buscaba al cachorro (nunca lo vi ni esa vez ni nunca, no se si existía).
Me dijo “no está, se habrá perdido” y se me quedó mirando un rato.
Se me acercó y me dijo que estaba muy lindo, yo le sonreía.
Me empezó a acariciar el pelo y la cara.
Luego me dijo que por que no nos sentábamos en la cama un rato, nos sentamos y me seguía mirando con una sonrisa.
Luego me dijo que se quería recostar un rato, que estaba cansado, pero que me quedara con él.
Dijo que se iba a quitar el pantalón para estar más cómodo.
Mi corazón latía muy fuerte, ya sabía lo que venía….

Se quitó el calzado y luego de paró frente a mi (yo estaba sentado en la cama) ahí se quita el pantalón y parado muy cerca mio se me queda viendo.
Yo no podía evitar mirarle el bulto y se dio cuenta ya que se lo empezó a tocar por encima del bóxer.
Tenía un buen bulto, con el jean no me daba cuenta pero cuando se lo quitó, sí.
Me preguntó si me gustaba y le dije que si.
Ahí tomó mi mano y la uso en su paquete, se lo empecé a acariciar pero poco, ya que me interrumpió para quitarse el bóxer.
Luego se la seguí tocando mientras veía como se le iba parando de a poco.
Tenía huevos de tamaño normal pero no se le veía tan definida la forma de cada uno como a Juan, era como una bola más entera.
Era muy peludo ahí también.
Cuando la tuvo bien parada la acercó a mi boca y la abrí enseguida y se la empecé a mamar.
Tenía olor fuerte también, y a orina.
La verdad que me estaba encantando, se la mamé muy bien, ya tenía experiencia con Juan, sabía como hacerlo.
Tenía la pija un poco curvada hacía arriba pero era de buen tamaño y sobre todo gruesa.
El era gordo, a veces mi cabeza chocaba con su panza cuando la metía muy a fondo.
Así estuvimos un rato hasta que me dijo que me desvistiera todo.
Lo hice, y él también se quitó todo.
Me dijo que me recostara boca a bajo en la cama.
Luego comenzó a tocarme la cola y a decirme que que linda cola tenía y demás cosas calientes mientras me la tocaba.

Luego me separó las nalgas y escupió en mi ano y me metía dedo, pero poco, fue como para lubricar nada más.
Me separó las piernas y se acostó encima mio.
Sentía la erección, bien dura la tenía, luego la apuntó a mi ano y empezó a presionar de a poco hasta que fue entrando.
Lo hacía bien, no me dolió mucho ya que lo había hecho varias veces con Juan, pero Ricardo la tenía más gorda.
Poco a poco me la terminó metiendo y empezó el meta y saca suave y más rápido después.
Al rato los movimientos eran bastante fuertes, el respaldo de la cama golpeaba contra la pared, se movía todo, pensé que se desarmaría la cama con el peso de este hombre moviéndose así.
Sus gemidos aumentaron y en una me clavó bien a fondo y con un gemido fuerte acabó dentro mio.

Quedó un rato encima mio, bastante agitado, ya me estaba dando calor por el rato que lo tenía encima además de que se transpiró todo, y de a poco se fue incoporando hasta que me la sacó.
Yo me senté en la cama y comencé a vestirme, al igual que él.
Me preguntó si me había gustado y le dije que sí.
Y me dijo que fuera otro día por ahí entonces y lo repetíamos, pero no me habló nada más.

Nos fuimos los dos hacía adelante, Juan seguía trabajando, cuando nos vio, nos preguntó si estaba todo bien con una sonrísa, le dijimos que sí.
Luego hablaron algo entre ellos en la puerta y Ricardo se despidió de mi y se fue.

Enseguida Juan comezó a preguntarme sobre lo que habíamos hecho y le conté todo, quería que le contara todos los detalles.
Entonces vi que trancó el taller para que nadie entrara y me dijo que lo acompañe a la pieza.
Ahí sin decirme nada comenzó a tocarme y a hacer que lo toque, y lo mismo de siempre, se bajó el pantalón, me puso de rodillas (le gustaba mucho esa posición, siempre era igual para chuparsela), hizo que se la chupara un rato y luego me dijo que me desnudara y él hizo lo mismo.

Nunca lo había visto con el torso desnudo, ya que siempre me cogía con algo puesto encima.
Era muy peludo, me encantó esa imagen la verdad, ver a ese macho grandote, con algo de sobrepeso, todo peludo y desnudo, con la pija parada y esos dos huevasos que me encantaban.

Me dijo que me pusiera en 4 en la cama y así de una me la metió, ya estaba lubricado por la leche de Ricardo.
Me dio duro y parejo un buen rato, así en 4, tomándome de las caderas.

Las últimas veces que estuve con él ya me cogía bastante duro, al ver que se la iba aguantando bien.
Pero esta vez había estado con otro hombre antes de modo que al rato noté que me empezaba a doler.
Pero no dije nada y el siguió un buen rato hasta que se acabó, así en esa posición, creo que fue la vez que más fuerte me cogió.
Cuando terminó , al rato, me dijo que se había calentado mucho con la idea de que otro hombre me hubiera cogido, y sobre todo al escuchar el respaldo de la cama golpear la pared.

Al rato me vestí y me fui a mi casa a lavarme (y obviamente pajearme) 🙂

Los encuentros con Juan se fueron dando cada tanto, casi siempre en mi casa, en el galpón, a veces (poco) en su taller.
Él tenía miedo que apareciera algún cliente y nos escuchara.
Lo sigo viendo hasta el día de hoy, pero no tan seguido como antes.

Con Ricardo lo hice alguna que otra vez pero mucho menos seguido, a veces solo se la chupaba y también me acababa en la boca, esto era cuando andaba muy apurado y no tenía mucho tiempo.
Como al año dejé de tener encuentros con él porque se casó y ya no me buscó más.

A raíz de estos encuentros con estos hombres fue que me quedó claro que me gustan los maduros, tipo osos.
Siempre se me acercaron hombres así, mayores, luego les contaré de otros encuentros que tuve con otros hombres, pero ninguno fue tan caliente como con Juan, mi primera experiencia.


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