A los 14 años con el amigo mecánico de papá 2


Juan continuó yendo al galpón de papá a charlar con él, pero de noche, o sea en el horario en que mi papá estaba, de modo que no se podía hacer nada.
Todas las veces me miraba, me sonreía mientras se rascaba el bulto, a lo cual yo le devolvía la sonrisa.

Él sabía que yo durante el día me encontraba solo en casa, y como él trabajaba solo en su taller, podía salir a cualquier hora y visitarme.

Como 2 semanas después de la primera vez que estuve con él, apareció en casa, sin previo aviso, mientras yo estaba solo y mis padres trabajando.
Cuando abrí la puerta me inventó la excusa de que venía a dejarle una herramienta a mi padre, me lo dijo con una sonrisa pícara, pero yo sabía a qué venía.
Fuimos al galpón y enseguida se me puso bien cerca, acariciándome el pelo y preguntándome si estaba todo bien.
Me preguntó si quería acompañarlo al fondo del galpón, le dije que sí y fuimos.

Una vez allí, se repitió lo mismo de la última vez, tomó mi mano y la puso en su paquete para que lo acariciara, se le fue parando, se bajó el pantalón y bóxer, se la chupé mucho rato.
Pero esta vez yo estaba más suelto que la vez anterior y entonces me animé a hacer cosas que la primera vez me daban vergüenza por la falta de confianza, como chuparle las bolas.
Se las empecé a lamer y el tipo suspiró y decía que le encantaba eso, de modo que me motivó a seguir haciéndolo.

Que ricos huevos tenía! grandes y redondos, bien definida la forma de cada uno, y un olor fuerte a huevos y pija que me encantaba, el tipo trabajaba en su galpón todo el día y estaba como transpirado.
Se los lamí bastante mientras lo escuchaba gemir suavemente y decir que le encantaba.

Al rato él se agacha mientras le seguía mamando la pija y los huevos y me empieza a acariciar la cola por sobre mi pantalón deportivo.
De repente me mete la mano por dentro de mi bóxer , llegando hasta mi ano, mientras me lo tocaba con sus dedos decía “que rico”.
Me dedió un rato y cada vez lo metía más adentro, hasta que fue metiendo uno, lo sacaba y lo metía suavemente.
Me gustaba mucho, además yo ya me habia metido cosas en la cola antes, todo lo que encontraba que tuviera forma de pene 🙂

Al rato fueron dos los dedos que intentó meter, esa vez me incomodó un poco, pero como lo hacía despacio me iba acostumbrando.
Además me calentaba mucho lo de estársela chupando mientras él me estimulaba la colita, entonces eso hacía que no me doliera tanto.

Luego de que pudo meter dos dedos, y sacarlos y meterlos bien, me pidió que me parara y me quitara el pantalón y el calzado.
Lo hice de espaldas a él, me daba vergüenza que me viera el pito, pero quería que me viera bien mi colita, como ya les conté, soy delgado, rubio y bajito, pero con una cola grande y bien paradita.

Una vez desnudo me dijo que me recostara (boca abajo) sobre el capot del coche de papá.
Él se colocó detrás mio mientras me acariciaba la cola y me decía que “que cola divina que tenía, mejor que una mujer”, y otras cosas que no recuerdo, siempre halagando mi cola.
Me refregaba la pija entre mis nalgas haciendo movimientos de vaivén suaves.

De repente se detuvo un rato y al darme vuelta vi me estaba sacando un gel de un pomo, (que imagino que lo trajo con él) y me lo pasaba por mi ano.
Sin decime nada apuntó la pija en mi ano y se empezó a mover lentamente, intentando entrar.
Cada vez hacía más presión hasta que poco a poco fue entrando.

Me dolía bastante, pero no le dije nada, quería que disfrutara y no se asustara si yo me quejaba.
Poco a poco me la fue metiendo, el dolor ya era importante, él me preguntó si me dolía pero yo solo le dije que un poco, pero la verdad me estaba partiendo al medio.
Cuando sentí su cuerpo apoyado en mi cola, me di cuenta que ya estaba toda dentro, no se cuanto le medía, pero era grande.
Se quedo quito un rato y el dolor comenzó a desaparecer poco a poco.
Luego empezó a moverse lentamente mientras me sujetaba por las caderas.

Me preguntaba si me gustaba, a lo cual le decía que si.
Sus movimientos fueron acelerándose cada vez más.
Su respiración se aceleraba y empezaba a escucharlo gemir cada vez más.
Me decía cosa como “que rico, que apretadito” “te gusta nene?” Esas palabras me calentaban mucho, me sentía deseado y eso me gustaba.

Luego de varios minutos se recostó sobre mi espalda y me tomó por los hombros.
Ahí empezó a meterla y sacarla muy fuerte, tanto que el coche se movía bastante.
Su respiración se aceleraba y dijo que se iba a acabar, que le “iban a explotar los huevos”.

En esa posición siguió con el mete y saca muy rápido hasta que en una me clavó hasta el fondo y empezó a gemir de placer como una bestia, varias veces, cerca de mi oído.
Supe que me había llenado la colita de leche y esa idea me dió mucho morbo, sentirme como preñado por un macho.
Luego de un rato se incorpora y me la saca.
Sentí raro, como un vacío en mi interior.
Luego me incorporé yo y me fui a vestir.
Vi como le leche chorreba por mi pierna.
Por suerte no sangré.

Él se subió los pantalones y luego que se le pasó la agitación me preguntó si me había gustado, a lo cual respondí que sí.
Me volvió a decir que no fuera a decirle a nadie y que si me llegaba a arder o doler la cola tampoco lo comentara con nadie, solo con él, porque sino se darían cuenta.
La cola la verdad me dolía, pero luego se me fue pasando.

Juan se fue y yo me metí enseguida al baño a lavarme y a hacerme una paja pensando en lo sucedido.
Lo hice una o dos veces más ese día.

Juan continúo yendo al galpón durante la noche a charlar con papá como siempre, y dos por tres me visitaba a mi solo durante el día y lo volvíamos a hacer.
A veces solo se la chupaba y otras veces me la ponía.
Cada vez me iba soltando más y tomando más confianza con él.
Esto continuó igual durante algunos meses.

Luego sucedió otra cosa con un amigo de él, que también frecuentaba el galpón de papá, yo ya lo conocía de vista, pero esa historia se las contaré más adelante.


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