Profe y alumno machito

 

Me llamo Alberto y doy clases en una escuela particular, por obvias razones no voy a dar el nombre. Este relato que les voy a contar sucedió hace ya unos años y aun no lo supero. De solo acordarme de lo que pasó se me para la verga y se me dificulta el escribir. Pero intentaré describir lo mejor que pueda todo lo que me sucedió. 
Estoy casado y tengo una hija, y jamás me había considerado homosexual o bisexual, lo mío siempre fue y siempre será el reventar coños de mujeres. Con el perdón de mi esposa pero ya le he sido infiel varias veces y ella aún no se ha dado cuenta. Lo que nunca pensé es que un día le sería ifniel con otro hombre, y que ese hombre fuera un alumno de la clase 
Lo que les voy a contar pasó en época de exámenes finales, y como saben en esos días las cosas siempre se ponen difíciles para los maestros y los alumnos. Varías veces intentaron sobornarme para que les subiera calificación pero yo siempre fui el juez de hierro que no se dejaba sobornar por dinero o amenazas. Con el tiempo me fui ganando una reputación de un profesor duro de roer. 
En ese tiempo le daba clases a un muchacho que se llamaba Yair. Era uno de esos jóvenes populares y que les encanta hacerse los graciosos en la clase. A veces me hartaba mucho porque no ponía atención y se mantenga haciendo que el resto de la clase perdiera también la atención. Era un verdadero estrés darle clases a Yair. 
Como ya dije no soy gay, ni bisexual, así que nunca he sentido atracción por otro hombre. El pensar en enterrar mi verga en el culo de otro me da mucho asco. De todos modos admito que sí hay hombres guapos, y buenorros. Yair era uno de esos. Era un muchacho atlético, de 1.70, pelo negro cortado a la moda, piel clara, unos ojos cafés de pestañas largas y rizaditas, unos labios rosas muy besables. Y pues se notaba que hacía ejercicio en el gym porque tenía los brazos trabajados y la camisa del uniforme le quedaba muy justa, a tal grado que siempre se le notaban los pezoncitos erectos. El morro estaba muy nalgón, y le gustaba siempre andar fajado para presumir sus nalgotas a todo el mundo. A veces veía como las muchachas y algunas maestras no podían evitar verle la cola cuando pasaba. Y yo me preguntaba ¿qué le veían de interesante a un culo de hombre? 
En temporada de exámenes a Yair, obviamente le fue muy mal, y al finalizar el día en el que entregué los exámenes llegó hasta el escritorio y me pidió que le diera otra oportunidad para pasar la materia. 
Yo le dije que eso no era posible porque no había entregado nada de sus trabajos y se había sacado un 4 en el examen, así que era imposible que pasara. 
Y: Ándele profe, no sea malo. Un trabajito.
A: No Yair, no cumpliste con nada de lo que te encargué. Vas a tener que repetir año. 
Y: Es que me van a regañar en mi casa si repruebo otra materia. 
A: Pues mala suerte. 
De mucho rogar al final le dije a Yair que estaba bien, que me entregara un trabajo extra y lo pasaba con 6. Yo estaba pensando en que si lo pasaba ya  no tenía que volver a darle clases, así que me lo quitaría de encima por fin. 
Al día siguiente, y al terminar la clase, Yair llegó con un trabajo mediocre que había copiado directamente de Wikipedia. Yo me di cuenta y le dije que su trabajo era una burla para la oportunidad que le había dado. 
Y: ¿Qué más quiere, profe? ¡¿Mis pantalones?! 
A: No, y ya no me estés molestando por favor. 
Y: ¿Y si me da la oportunidad de hacer otro examen? 
A: De acuerdo, te haré otro examen
Y: ¿Va a ser oral? 
A: Anal si no estudias esta vez. 
Dije en tono de broma, luego me fui del salón muy molesto por la actitud prepotente del chico. Fui a sala de maestros y me dispuse a subir las calificaciones, pero en eso me dieron ganas de ir al baño y fui. Pero el baño de maestros estaba cerrado, así que no me quedaba de otra más que ir al de los estudiantes. 
No me gustaba ir a ese porque siempre estaban bien sucios, pero no tenía de otra. Lo bueno es que ya todos los alumnos se habían ido de la escuela. Tengo que decir que yo doy clases por la tarde, así que ya no habría alumnos hasta el día siguiente.
Pues entré al baño e hice lo que tenía que hacer. Cuando salí del cubículo para lavarme las manos me topé con Yair. Se veía muy enojado y yo tenía miedo de que me fuera a golpear o hacer algo, porque como ya dije, el chico estaba fornido por el entrenamiento en el gym. 
Para mi sorpresa, vi como Yair se desabrochaba el pantalón del uniforme y lo dejaba caer en el suelo del baño. Luego se dio la vuelta y se bajó el boxer y se quedó medio empinado dándome el culo. 
Y: No quiero reprobar, profe. 
Yo obviamente estaba en shock, porque tenía un alumno ofreciéndome el culo al aire. 
A: ¡¿Qué haces Yair?! ¡Súbete los pantalones! Y deja de jugar.
Y: No es juego profe. De verdad no quiero reprobar. 
Cuando dijo eso Yair tomó los cachetotes de sus nalgas redonditas con sus manos y abrió dejando a la vista un agujero virgen rosado, con pelitos negros de decoración. Se le alcanzaban a ver también unos huevotes colgando entre las piernas. “Este muchacho va a tener huevos de toro cuando esté más grande” dije mentalmente. 
Y: No se preocupe profe, no le diré a nadie. Lo único que le pido es que no me repruebe. 
Admito que jamás en mi vida había visto un culazo como ese. Era un culo precioso y masculino, de campeonato. Tenía pelitos en la zona anal y perianal, pero sus nalgas estaban limpias y suaves. 
Me acerqué a lo que Yair me ofrecía, yo estaba hipnotizado por el manjar, y no podía despegar la vista del platillo. Mi mente me decía que me fuera, que lo mejor era huir para evitar problemas, pero mi verga que ya estaba durísima como piedra me pedía a gritos otra cosa.
A: Supongo que sí será un examen anal después de todo. 
Vi que Yair se ponía rojo de vergüenza. Se quitó bien los pantalones y el boxer, porque los había dejado atorados en sus pies, y luego se quitó la camisa del uniforme. Dejando a la vista su cuerpo formado. Tenía un delgado caminito de pelos negros  del ombligo hasta su pubis, los pezones eran rositas y los tenía paraditos, tenía pelitos negros en las axilas y su vello púbico estaba muy abundante. 
Yair se hincó frente a mí y empezó a besar mi paquete por encima de mi pantalón de vestir. Mi verga estaba llorando presemen en tanta cantidad que me molestaba el sentir mi ropa mojada. Por eso preferí bajarme el pantalón, junto con mi ropa interior, y mi verga salió disparada llenado la cara de Yair de pre. Él se zampó inmediatamente mi herramienta de carne en la boca y yo sentía su lengua jugar con la punta de mi cabeza de vez en cuando. 
Intentaba meterse mi verga hasta el fondo, pero como sí la tengo grande, pues el no podía y terminaba ahogándose con mi palote en su garganta. Sacó la verga de su boca con un sonido de chupetón y luego la levantó para arriba para dejar a la vista mis bolas peludas. El muchacho puso cara de asco, pero de todos modos se lanzó a comerme las pelotas como putita. Me daba besitos en los huevos, y me pasaba la lengua por todo el escroto. Luego se metía una bola en la boca y me la mamaba para después seguir con la otra. Yo estaba en la gloria. Yair era un excelente mamador, mucho mejor que mi mujer o cualquier otra mujer con la que había estado. 
Regresó a mamarme la verga y al poco rato empecé a sentir la leche que ya llegaba. No le dije nada y sin avisarle le di de tomar toda la leche que me había sacado como un becerrito hambriento de verga. Intentó sacarse la verga de la boca, pero yo lo  detuve con las manos y lo obligué a tragarse toda mi corrida.
Cuando se despegó Yair tosió muy fuerte y tenía los ojos llorosos. Yo pensé que quizá podrían haberlo escuchado. Pero no me importó y mi calentura pudo más. 
Lo levanté de las axilas y lo acerqué a mi boca para besarlo.
Y: No beso hombres.
A: ¿Vas a querer que te pase?
Yair, de mala gana y cerrando los ojos, levantó un poco los labios y yo me lancé a besarlo. ¡Dios! Que ricos labios tenía el carajito. Su boca sabía a mi propia leche y el beso fue suficientemente excitante para volver a parar mi verga que ya pedía un segundo round. 
Sin dejar de besarlo lo acerqué más a mi cuerpo y sentía como sus pezoncitos parados rosaban con mi pecho, y su verga dormida  se pegaba con mi verga y mis huevos. Puse mis manos en sus nalgas y empecé a amasarlas. Le di un par de nalgadas, y noté que él se quejaba. 
A: Es hora de tu examen anal 
Le dije que se pusiera en cuatro patas, y el muy obediente así lo hizo.
Yo bajé hasta el suelo y vi la preciosidad que me iba a comer. Me llegaba un intenso aroma a sudor adolescente y esperma, seguramente Yair se la había jalado ese mismo día en la mañana. Le di un beso en una nalga y escuché que Yair decía “esto está mal”, para no dejarlo escapar, separé sus nalgotas con las manos y lancé mi boca a su boquete anal. El chico soltó un gemido de placer y noté que su piel se le erizó. Estaba dándole un beso negro en un lugar que nadie había tocado antes, más que él cuando se bañaba, quiero  creer. Aunque estaba seguro de que él era de esos chicos heterosexuales que no se lavan el culo cuando se bañaba por considerarlo femenino. 
Sus pelitos anales estaban duros y me hacían cosquillas en los labios, yo intentaba meter mi lengua en su agujero virgen, pero la entrada estaba bien sellada y no pude entrar ni un milímetro. Le daba chupetones sonoros en el culo, y con cada chupetón Yair gemía como hombrecito. 
Despegué mi boca y le di una nalgada, luego le dije que se abriera las nalgas con sus manos. El lo hizo y pegó el pecho en el piso para poderlo hacer. Su verga y sus bolas estaban bamboleándose entre sus piernas peluditas. Me hinqué y apunté mi verga en la entrada anal. 
Y: Profe, por favor, metamela despacito que no soy joto.
A: Y por lo mismo de no ser joto deberías de aguantar como hombrecito. 
Lo tomé de la cintura con una mano y con la otra tomé mi verga y empecé a puntear la entrada prohibida de mi alumno. Le estaba dejando el culo lleno de pre. Empecé a hacer presión y Yair empezó a soltar gritos leves de dolor. Ya no me importaba si nos escuchaban o no.
Cuando logré meter la cabeza sentía el interior del muchacho hirviendo y super apretado, era mucho mejor que una vagina. Sentía a veces que su ano se contraía y me causaba un ligero dolor en la verga. Luego, sin avisarle, le dejé ir toda mi herramienta de golpe. Yair soltó un grito muy fuerte, y no lo culpo, le había reventado el culo. Intentó escapar, pero lo retuve con mis brazos y me dejé caer  sobre él para retenerlo con mi peso. 
Escuchaba su respiración agitada y noté que quería llorar. 
A: ¿No que muy hombrecito? 
Empecé a bombearlo como un desquiciado. Mi pubis chocaba con sus nalgotas haciendo ruido de nalgadas. Yair seguía gritando y su culo no dejaba de estar apretado. 
Y: AHHH! AHHH! AHHH! 
Gritaba el y se revolvía debajo de mí intentando escapar. Me levanté un poco y coloqué mis manos en su espalda para mejor penetración. El mete-saca se había vuelto agresivo y muy violento. Yair se mordía los labios para evitar gritar, pero no le servía de nada. Lo levanté un poco obligándolo a quedar de rodillas, pasé una de mis manos por su pecho y la otra la coloqué en su cintura. 
Y:Ahhhh! Ahhh! Profe! Yaaaa! Me está violando! Me duele mucho el culo! 
Gritaba mi alumno mientras yo bufaba como animal. El apretado recto de mi alumno se contraía y me mamaba la verga en una sensación que no puedo describir. Estaba en la gloria. 
A: Así te quería tener perrita. Tengo la suerte de reventar este culito que a todos trae locos.
Le saqué mi pene lentamente, disfrutando cada centímetro de su juvenil carne. Se atoró un poco en el esfínter, pero de un tirón leve le arranqué mi estaca causándole un gemido y un respingo. Yair apretaba y desapretaba las nalgas por inercia. 
A: Levántate que todavía no acabamos.
Le órdenes y le di un par de nalgadas fuertes que le marcaron la piel blanca de un color cereza. 
Yair se levantó tambaleante y cuando estuvo completamente de pie lo  abracé por detrás, colocando estratégicamente mi cipote entre sus nalgas. Pasé ambas manos hasta su herramienta y me entretuve acariciando su zona púbica, su pene estaba dormido y tímido reposando sobre sus huevotes. Al no estar circuncidado me tomé el timpo para jugar con el pellejito de su pene, jalándolo y retrayéndolo hasta dejar a la vista su deliciosa cabeza rosada de adolescente. De tanto jugar con su amiguito empecé a sentir como su verga se iba poniendo medio morcillona, a tal grado que se levantó unos centímetros. Dejé de jugar con ella y pasé mis manos por su vientre, hasta llegar a su pecho, pellizqué ambas tetillas un par de veces y luego coloqué mis brazos debajo de sus axilas, luego doblé mis brazos y coloqué mis manos en su nuca, haciéndole un sencillo candado, evitando que él moviera sus brazos. 
Con mi pene a full empecé a buscar la entrada anal, y cuando la encontré empecé a puntearla, al sentir la hendidura natural dejé ir todo mi cipote de una sola estocada. Obviamente Yair volvió a proferir de gritos y quejidos, cada vez más fuertes. Yo empecé con la cogida más agresiva de mi vida, y luego de algunas estocadas profundas, mi verga se infló y mis huevos se pegaron  a mi cuerpo. De un golpe fuerte con el que lo doblé un poco hacía atrás le lancé 8 chorros de espesa leche de hombre hasta lo más profundo de su cola desvirgada. A partir de ese momento a pesar de hacerse siempre el muy machito y coger con muchas mujeres jamás podría negar que su culo había sido bautizado por mi verga venuda. 
En ese momento la puerta del cuarto se abrió y entró el conserje de la escuela, quien nos miró con ojos muy abiertos.
Continuará…
Si quieren que la historia continúe, por favor, dejen un comentario.

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3 Comentarios

  1. Por favor continúa. Tus relatos son excitantes. Me gustó mucho que el profe sometiera a Yair.
    Tus relatos son uff🥵

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  2. Eres la puta ostia amigo. Por favor continúa. Tus relatos son muy excitantes.
    Uff.
    Verlo a Yair con ese placer es tremendo. Y más aún si se considera muy machin

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