Juan llegaba de visita ese fin de semana, eramos amigos íntimos hace unos 10 años, compartíamos historias, el sexo que teníamos, fotos de los hombres desnudos con que teníamos sexo, tips de cómo mejorar y en algunas ocasiones tuvimos sexo pero para aprender las técnicas el uno del otro, yo le enseñé a mejorar su sexo oral y él me enseñó a apretar el esfinter mientras me penetraban. Nunca habíamos compartido un pene pero siempre nos había dado curiosidad.
Lo fui a traer al bus, era un viernes como a las 4 de la tarde, el tráfico nos atrapó y nos cansó, en el camino abrió Grindr para ver si encontraba con quien quitarse las ganas esa noche. Estacioné mi vehículo y cuando íbamos entrando a la casa vi a mi vecino, ya lo había visto unas cuantas veces: bastante alto, grueso, cuerpo grande y estómago grande, pelón y con barba. Le gustaba salir a correr, siempre regresaba sin camisa, era velludo, no era necesariamente mi tipo, pero creo que a Juan le gustó, lo quedó viendo fíjamente.
"Cuéntame del vecino" me dijo cuando entramos, "La verdad nunca he hablado con él, estoy seguro que es hetero", "pero está bien guapo" respondió, "a mi no me gusta". Tomamos una siesta en mi cama, me desperté con el sonido de las notificaciones de Grindr y Juan masturbándose a mi lado. Le pregunté qué miraba y me respondió que las fotos de un tipo, me levanté y le dije que me iba a bañar. Ya estaba en la ducha cuando entró al baño con el estómago y el pecho llenos de semen. "¿Quedaste en algo?" le pregunté mientras entraba a la ducha con el pene todavía semierecto, "Algo así" me respondió.
Cuando salimos de la ducha nos vestimos y salimos para ir a comer algo, cerca de la casa había un restaurante y no queríamos manejar de nuevo luego del tráfico. Al salir nos encontramos al vecino regresando de correr, Juan lo vio fijamente, en ese momento me di cuenta que había olvidado mi teléfono, "ya vengo" le dije. Entré a la casa, tarde unos dos minutos en encontrarlo y cuando salí estaba hablando con el vecino, se llamaba Roberto me dijo. Caminamos hacía el restaurante, ordenamos y cuando estabamos esperando llegó Roberto, "espero que no te moleste que lo invité". Estaba bastante incómodo porque estaba esta persona que no conocía, llegó con un short gris, una camiseta anaranjada y una gorra. Se sentó y estuvo platicando, mayormente con Juan, yo solo asentía. "Eres bastante callado" me dijo, "un poco" le respondí, "solo es que agarre confianza", "¿A las cuántas cervezas agarras confianza?" me preguntó.
No se cuantas fueron, pero si me fui soltando, para cuando cerraron el restaurante ya me costaba caminar. Roberto caminaba más confiando. "Vamos a un parque que hay aquí cerca" nos sugirió. "Si, vamos" respondió Juan. Llegamos al parque que estaba en completa oscuridad, no había nadie más, mi vista tardó unos segundos en ajustarse, tambaleaba al lado de Roberto, "no te vayas a caer" me adviritó. "Si se cae lo recoges" se rio Juan. Llegamos a una de esas mesas de cemento que ya tienen sus bancas. Roberto se sentó en una banca, yo me senté en otra, seguimos platicando, de la vecindad, en lo que trabajabamos, él era abogado, vivia en esa casa desde unos dos años antes que yo. Juan se levantó a caminar en las mesas alrededor y conocer. A lo largo escuché una notificación de Grindr. "A ver si te sale algo" le respondió Roberto. Yo estaba cansado por el día, eran como la 1 de la mañana, me acosté en la banca. Estaba comenzando a deslizarme en el sueño cuando sentí que Roberto se levantó, se paró al lado de la banca frente a mi cabeza, su bulto bien cerca de mi, creo que podía oler su paquete, olía suavemente a orines y a hombre, eso me excitó. "Mejor nos vamos" anunció.
Llegando a la casa nos invitó a pasar a la de él. Le pedí un vaso de agua y Juan le pidió el baño. Me di cuenta que estaba bastante ebrio porque sentí que no me quitaba la vista de encima. Regresó Juan, nos sentamos en la sala, yo me acosté en un sofá. "¿Y ustedes son amigos o son "amigos"?" preguntó Roberto, "nah, solamente somos amigos" le respondió Juan. Me estaba quedando dormido. Dejé de escuchar la plática. Me desperté ante la sensación de Roberto levantándose, vi que Juan estaba dormido. "Se durmió" me anunció, "ya vengo" me dijo. Escuché como se habría la puerta de la habitación y luego del baño, me di cuenta que yo también necesitaba ir, su casa era el mismo modelo de la mía así que sabía donde estaba el baño de visitas, entré, oriné y salí. Él seguía en la habitación y Roberto seguía dormido. En eso salió del cuarto, en ropa interior, pensé que te ibas a dormir, solo iba a apagar todo, pueden quedarse.
No procesé lo que dijo, estaba demasiado ebrio y concentrado en su bulto, era un brief blanco, su paquete se marcaba, era propocional: gigante, me imaginé sus bolas gigantes, me excité. "Sí, me puedo quedar, mejor, solo te voy a robar otro vaso de agua". Caminé a tientas a la cocina detrás de él, me sirvió el vaso y me quedó viendo. En la luz de la cocina pude ver una gota de orines que se marcaba en el paquete, la idea del sabor me excitó más.
"¿Quieres dormir en el sofá o en la cama?", me quedé paralizado, del susto pero de la excitación, se empezó a acariciar el paquete y yo no podía dejar de verlo. No le quité la vista y se sacó su verga semi-parada, era extremadamente gruesa, la más gruesa que había visto, y era larga, era gigante. "¿La querés?" me dijo. Su cuerpo desnudo de repente me parecía sexy, era gigante, un oso peludo, yo estaba erecto a más no poder. "Chupala" me ordenó, no pude hacer nada más que arrodillarme y empezar a chupar. Estaba en lo correcto, su pene sabía a orines ligeramente, yo se lo iba a limpiar, me costaba un poco meterla a la boca pero no me iba a vencer. Me agarró la cabeza para marcar el ritmo como quería que se la chupara, empezó a gemir.
"¿Tu también la quieres?" preguntó, me di la vuelta y Juan estaba parado acariciándose el paquete. Se arrodilló al lado mio y comenzó a chuparla también. Mientras el se daba gusto en la punta yo le besaba el tronco de la pija, me encataba. Juan y yo nos besábamos con la punta entre nuestras bocas, el empezó a gemir más. Una mano en la cabeza de Juan y una en la mía. Yo estiré la mano y le agarré el paquete a Juan. El estiro sus brazos y me agarró el trasero. "Así me gusta" dijo Roberto. Nos empezamos a desnudar Juan y yo. Roberto se termino de bajar el calzoncillo y su bolas eran gigantes, se las empecé a chupar. Nos invitó a ir a la cama.
Juan y yo ya estabamos desnudos, los tres caminamos, llegamos y el se acostó, "Quiero verlos" nos dijo. Juan y yo nos empezamos a besar como si él no estuviera ahí. Juan me acariciba a el culo un montón, le dije que hicieramos un 69. Nos las chupamos mientras Roberto miraba, se estaba masturbando. "Cogetelo" dijo, pero no sabía a quien se refería. Juan se levantó, ponete en 4 me dijo. Me puso en cuantro y con mi saliva como lubricante me empezó a penetrar. No era tan grande. Me acomodé para poder chupar el pene de Roberto mientras Juan me penetraba. Roberto me agarró la cabeza con las dos manos y bombeaba mi boca mientras miraba a Juan cogerme. Yo me masturbaba. "Venite adentro" ordenó Roberto, y unos segundos después Juan estaba cumpliendo sus órdenes, sentí su semen inundar mi culo y lo escuchaba gemir.
"Ahora es mi turno" dijo Roberto, ya tenía mi culo estirado así que asumí que no iba a doler tanto, además que el semen de Juan iba a ser buen lubricante, pero me equivoqué, era tan gruesa que siempre costó que entrara. Lo monté, me encantaba ver como su estómago rebotaba al ritmo de como lo bombeaba. Mi culo se sentía delicioso, el gemía. De repente me quitó de encima. Me puso en 4 de nuevo, Juan se estaba masturbando mientras veía todo. "Chupasela" me ordenó, no me dio asco pensar que Juan me había penetrado, estaba suave, sabía todavía a semen. Sentí como el vecino me bombeaba más fuerte, se estaba acercando a su orgasmo cuando de repente la sacó. Me dio vuelta y me la metió en la boca, yo me masturbaba, el sabor me parecía excitante, y cuando sentí el semen inundar mi boca fue demasiado, empecé a venirme yo también, ese semen sabía delicioso, Roberto casi gritaba del placer y yo también, me vine en la alfombra, Roberto se acostó al lado de Juan y yo entre ellos, nos abrazamos los tres y nos fuimos a dormir, al día siguiente comenzaría la aventura.
0 Comentarios