Regreso de un paseo encabronado y bien abierto

Piso Gay - Porno @ TeatroPorno.com
Bueno intentare no irme demasiado por las ramas, comenzare a contaros una de mis muchas experiencias, vale. Mirad, hace ya varios aƱos de esto, lo que a continuaciĆ³n os voy a contar me ocurriĆ³ en plena vacaciones veraniegas, vacaciones que las solemos coger por el mes de agosto en Chipiona, municipio situado en la provincia de CĆ”diz. Bueno como os he dicho, pasĆ”bamos este mes de vacaciones, mes que, aunque Ć­bamos a descansar de esto poco, pero bueno lo importante serĆ” que Ć­bamos en familia. TambiĆ©n era un poco para arreglar nuestra situaciĆ³n, pues llevĆ”bamos unos meses de pelea en pelea, no siendo otra que la discusiĆ³n de cada dĆ­a, no siendo otra que la de utilizarme solo para cuando ella querĆ­a, pues no deja de decirme eso de…
  • “Es que tĆŗ nunca te cansa”.
No siendo mi culpa, pues lo que me gusta a la hora de comenzar es los preliminares, cosa que a ella no tanto, pues entre caricias, besos, muerdos a lo largo de todo su cuerpo, especialmente en cuello o senos y finalizar en practicarle sexo oral… para entendernos en comerle el coƱito. Cosa que se me da de miedo, pues siempre acaba con su orgasmo, pasando el turno a metĆ©rsela y cabalgar encima, debajo, detrĆ”s y como a ella se le ocurra, buscando ella mi orgasmo. Orgasmo que a veces viene y en otras tarda un poco mĆ”s, pero cuando no me viene no es porque no me guste follar con mujeres, sino porque ella se muestra demasiado frĆ­a, cosa que en vez de excitarme me hace que se me prolongue.
Pero bueno, nuestra pelea no es solo por ese motivo u otras, sino que cuando duermo, soy de esos que ronco y a veces segĆŗn mi mujer demasiado, cosa que en esos casos mi sueƱo es profundo. Os voy a contar lo que me hace segĆŗn ella, pues en cierta ocasiĆ³n en medio de una de nuestras tantas peleas, coge y me explica con todo detalle lo que hace, aunque luego se dio cuenta y me pidiĆ³ disculpas, cosa que la verdad no la perdone. Bueno, os voy a relatar lo que ella me conto, segĆŗn ella… yo roncaba como era habitual, cansada de darme patadas o ponerme almohadas sobre la cabeza, acabo por aprovecharse de la situaciĆ³n. Primero se cerciora que mi sueƱo es profundo, luego coge y tira de la sabana hacia abajo, continuando por bajarme el bĆ³xer, toma mi miembro que tras masturbarlo un par de veces, coge y me la pone dura… uuummm!!.
Viendo que protesto y hago muecas de satisfacciĆ³n y algo mĆ”s… se detienes, continuando por inclinarse e introducĆ­rsela dentro de su boca, comenzando a chupĆ”rmela durante un buen rato, aunque en otras ocasiones hace un 69, donde a pesar de dormir, coloca su coƱito hĆŗmedo en mi rostro o sobre mi boca mientras me la come. Tras un rato se detiene, colocĆ”ndose encima y tras tomar mi miembro, ella misma se la introduce hasta los mismos genitales, comenzando a cabalgar hasta que se viene, no deteniĆ©ndose y busca que me corra, cosa que segĆŗn me dice que logra tras una mamada. Luego me limpia, me coloca los calzoncillos y se gira, quedĆ”ndose dormida y segĆŗn ella, mis ronquidos desaparecen. Pues precisamente a raĆ­z de esta confesiĆ³n, discutimos y aunque no deje de hablar de pensar sobre nuestra relaciĆ³n, cosa que ella no dejaba de decirme…
  • “No piense cosas raras, deja de valorar tonterĆ­as, sĆ© que he hecho cosas mal, pero tĆŗ tienes la culpa, acabando por sugerirme al verme la cara… que me marchara a dar una vuelta”.
Cosa que hice y que, por su rostro, di por hecho que no se lo creĆ­a. Me vio como sustituĆ­a la vestimenta de estar en la casa por prendas para salir, colocĆ”ndome pantalĆ³n corto, suĆ©ter y unos mocasines, luego simplemente me despedĆ­. Mientras mi mujer me soltaba…
  • “En serio te marchas, pero tu as visto la hora que es”.
RespondiĆ©ndole…
  • “Vamos a ver, si he seguido tu consejo, salgo a que me de el aire, ademĆ”s no es muy tarde, no son mĆ”s que las diez y media, no me digas que ahora te preocupo”.
VolviĆ©ndome a decir…
  • “Vamos JosĆ©… no me seas crio, solo te lo dije para que te calmaras, no me seas tonto”.
No echĆ”ndole cuenta… salĆ­, salĆ­ sin direcciĆ³n alguna, simplemente me marchĆ© a pasear, deseaba aclarar la mente tras lo sucedido, no deseaba quedarme y volver a discutir. Como he dicho, comencĆ© a caminar calle abajo sin direcciĆ³n alguna, no tenĆ­a en mente donde ir, ya que era andar por andar, pues como he dicho necesitaba poner mis pensamientos en orden y las ideas claras. De una de las calles salĆ­ al paseo, camine por este hasta llegar a Regla, deseaba continuar y apartarme del bullicio, continĆŗe caminando hasta que llegue al Santuario y monasterio de Ntra. Sra. de Regla (lugar que fue en su tiempo un antiguo Castillo-fortaleza).
ContinĆŗe caminando hasta que el paseo llego a su fin, continuando por la pasarela de madera. En un momento dado presentĆ­ como si me siguieran, pensĆ© en un momento dado que quizĆ”s fuera mi mujer, cosa que me gire a modo de cerciorarme, abandonando la idea al ver como a un par de metros caminaban una pareja, y tras de esta a un par de metros, caminaba un hombre. Hombre que llamo mi atenciĆ³n por su altura y que fumaba, hombre que fue el culpable que me volviera a girarme hasta en dos ocasiones mĆ”s. Pues pensĆ©…
  • “Porque coƱo estĆ” fumando este, si nos encontramos en una zona de vegetaciĆ³n y encima esta, estĆ” casi toda seca”.
ContinĆŗe caminando metido en mis pensamientos, bueno eso y contestando los WhatsApp de mi esposa, pues no dejaba de disculparse y de decirme que volviera, no dejando de decir que las cosas tambiĆ©n podrĆ­amos resolverlo en la cama. SugiriĆ©ndome el ponerse prendas atrevidas y la utilizaciĆ³n de algĆŗn juguete, cosa que al ver mis negativas esta acababa por mandarme fotos con esas prendas puestas, e incluso videos de como jugaba con algĆŗn que otro consolador. Pero la verdad, yo no estaba para mucho, mi Ć”nimo como mi moral estaban por los suelos, y como he dicho, no estaba para nada y menos para echar un polvo.
Pero estaba mĆ”s atento del paisaje que otra cosa la verdad, disfrutaba del paseo y de la noche, cuyos cielos abiertos era una manta de estrellas, contemple el paisaje de maleza, pase por varios cruces de maderas que daba la posibilidad mediante puentes de madera llagar a la playa. Aun asĆ­, continĆŗe, no importĆ”ndome si a ese paso podrĆ­a llegar a la playa de las Tres piedras, dĆ”ndome cuenta por los letreros que me iba adentrar en una zona de protecciĆ³n del Dominio PĆŗblico MarĆ­timo-Terrestre. SeguĆ­ por las pasarelas, cuyo transito longitudinal desemboco en una estructura que estĆ” a mĆ­ parecer abandonada, estructura que es el Centro de InterpretaciĆ³n El CamaleĆ³n. Sigo y dejo esta atrĆ”s, divisando a no mucho otra estructura de madera, esta es mĆ”s parecida a una parada de autobuses, pero con mĆ”s mierda. Aunque no es muy aconsejable pararse, cogĆ­ y lo hice, encontrĆ”ndome a un hombre que estaba echado sobre la barandilla, hombre de aspecto mayor que por sus pintas podrĆ­a decir que es de la zona, este nada mĆ”s verme llegar, llamĆ³ mi atenciĆ³n…
  • “Perdona que te moleste, pero tienes fuego”.
Cosa que tengo ya que mi mujer fuma y me gusta llevar mechero, tras hacerle saber que llevo, cogĆ­ y me acerque a darle lumbre a su cigarro. Cosa que tras encenderlo y este darle una calada, acabo por agradecĆ©rmelo e invitĆ”ndome a un cigarro, tras denegar su ofrecimiento, fui a continuar con mi paseo, cuando este me dijo…
  • “No te vayas… espera, dame algo de compaƱƭa hasta que me termine el cigarro, ademĆ”s tienes cara de querer hablar, y ya que estamos te podrĆ­a satisfacer yo”.
LĆ³gicamente no estaba por segundas, pero acepte su ofrecimiento a quedarme allĆ­ con ese hombre, hombre de cerca de los sesenta y pocos aƱos, cuya altura no pasarĆ­a el metro setenta, algo delgado e incluso encorvado y de piel entre tostada y rojiza. Comenzamos a hablar, preguntĆ”ndome por mi presencia por aquellos parajes a esas horas, respondiĆ©ndole al principio con rodeas, pero al final y tras pedirle un cigarro. Momento en que paso ese otro hombre que caminaba tras la pareja de entonces, hombre muy alto y corpulento, cuyos cabellos me fijo ahora mejor y da la sensaciĆ³n que debe de ser militar, pero lĆ³gicamente por un corte de pelo no debemos de tomarlo todo. Este se detuvo a nuestra altura, nos mirĆ³ y tras ver a ese abuelete fumar, cogiĆ³ y nos pidiĆ³…
  • “¿CuĆ”l de vosotros me podrĆ­a dar un cigarro?, bueno y sino es mucho pedir… fuego tambiĆ©n”.
ContestĆ”ndole el hombre mayor…
  • “Cigarro puedo darte yo, pero este chico te puede dar fuego”.
Cosa que hicimos, dĆ”ndole este el cigarro y yo claro este fuego. Momento que, al encenderlo, me vuelvo a fijar en Ć©l, como antes mente me pareciĆ³ alto y el fijarme ahora, aprecie que debĆ­a de pasar del metro noventa. Como dije… era corpulento, pues su cuerpo aparenta pesado quizĆ”s dirĆ­a mĆ”s decir… fornido a pesar de su camisa holgada, cuerpo que quizĆ”s lo haya desarrollado por el trabajo en el campo o quizĆ”s militar, opciĆ³n que no descarte. Hombre de cabellos canosos y abundante a pesar de su edad, edad que rondarĆ­a los cincuenta y tantos quizĆ”s, piel tostada por el sol que te hace pensar que hasta podrĆ­a ser pescador. Mirad no quisiera ser descortĆ©s, pues, aunque uno de ellos se me presento por su nombre… Manu, cosa que yo me referirĆ© a Ć©l como el abuelo, quizĆ”s mĆ”s por sus rasgos, bueno y dicho esto, continuare. Precisamente cuando el abuelo, sacĆ”ndome de mi trance, cogiĆ³ y me soltĆ³…
  • “Bueno chico, no me ibas a contar lo que te ha ocurrido con tu mujer”.
ComencĆ© a contarle sin importarme que estos eran unos totales desconocidos, contĆ© mis infortunios, mis frustraciones e incluso intimidades contĆ©…
  • “Pues he salido a pasear solo cansado de discutir con mi mujer, pues no es por otra causa que, sobre nuestra relaciĆ³n sexual, donde solo me utiliza a su antojo, aprovechĆ”ndose y utilizĆ”ndome solo para el sexo, como si yo fuera un objeto que la satisfaga”.
Ellos se mantenĆ­an callados y me observaban, dĆ”ndome cuenta como el cincuentĆ³n no dejaba de mirarme por detrĆ”s, sensaciĆ³n que me hizo ponerme nervioso, pero al mismo tiempo me imagine que podrĆ­a ocurrir. Miradas que no cesaron y menos cuando se me acerco, tanto que note su brazo derecho pegado al mi izquierdo. Pero aquellas miradas se hicieron demasiado descaradas, miradas lasciva, transmitiendo lujuria, miradas lo decĆ­an todo. Fue en esos momentos en que estos hablaban de sus experiencias con sus conyugues, cuando me quede pensativo, cuyos pensamientos me hizo recordar aquellas experiencias, experiencias en las que predominaban sobre aquellas caminatas de la Playa de Punta Candor hacia Rota (CĆ”diz).
Cuya caminata caminas a lo largo de la orilla y la vista la pierde hacia las dunas, dunas que veo como algunas parejas y da igual el sexo sube por sus lomas, parejas que desaparecen tras llegar a lo alto. DesapariciĆ³n que me hace pensar, pensamientos que se transforman en curiosidad… mi mayor temor, pues fue mi primera vez que subĆ­ a lo alto de esta, subĆ­ en busca de una pareja de chico y chica. Pareja que cuando llegue a la loma los perdĆ­, pero fueron sus jadeos y gemidos los que me llevaron, gateando me acerque hasta la maleza que los cobijaba. Pareja desnudos amĆ”ndose, pareja que lo que me enseƱaron estaban mejor que cualquier revista porno, pude ver con claridad como desaparecĆ­a una polla en la boca de una mujer, cosa que no me era raro. El morbo y la situaciĆ³n, te hacen hacer cosas que no piensas, como el de bajarte el baƱador para poderme masturbar mejor, momentos en que en pleno placer no presta atenciĆ³n, menos cuando se me acerca un maduro para poder ver tambiĆ©n.
Pero bueno que se me va la cabeza a otra cosa, bueno como os he dicho las miradas de estos me hicieron excitarme, tanto que se me notaba incluso a mĆ­ mismo por la torpeza a la hora de hablar, o quizĆ”s fuera las caladas que di a uno de sus cigarros. Pero la verdad es que la situaciĆ³n lo decĆ­a todo, el lugar y las miradas, cuyo morbo iba en aumento, quizĆ”s mĆ”s cuando comenzamos a hablar de sexo y de mujeres. Pero no deje de mirar sobre todo al cincuentĆ³n, no deje de mirarlo de reojo, quizĆ”s mĆ”s cuando este cogiĆ³ y tras intercambiar su cigarro de la mano derecha a la izquierda, cogiĆ³ y me rodeo con su brazo derecho, quedĆ”ndome callado… uuummm!!.
El abuelo nos miraba con descaro, mirada que note como cuando podĆ­a se magreaba su entrepierna, sintiendo como se iba elevando la temperatura corporal… uuuffff!!. SentĆ­ como la mano derecha del cincuentĆ³n caĆ­a por mis hombros hacia mis nalgas, como iba deslizĆ”ndose por mi espalda, transmitiĆ©ndome como un latigazo de escalofrĆ­os que me hizo estremecer… uuummm!!. Momentos en fui a moverme a modo de poderme apartar, pero mi movimiento solo hizo que este alojara su mano en mis nalgas, sensaciĆ³n que me hizo detenerme, quedĆ”ndome inmĆ³vil mientras este magreaba mis nalgas, deslizĆ”ndola primero una y continuar por la otra… ooohhh!!, como si tal cosa no hubiera nadie… uuummm!!.
Cosa que el abuelo envalentonĆ”ndose cogiĆ³ y se puso derecho, aprovechando por dirigir su mano hacia mi entrepierna, apretando primero mi miembro y aunque no estaba dura, cosa que este noto. ComenzĆ³ a apretar mi miembro y magrear mis genitales, mientras con su otra mano acariciaba mi pecho… uuummm!!. Siendo el cincuentĆ³n quien, poniĆ©ndose derecho y dirigiĆ©ndose hacia mĆ­, soltĆ³…
  • “No es buen sitio quedarnos aquĆ­, ¿QuĆ© te parece si nos vamos a otro lugar?”.
No llegue a contestar cuando el cincuentĆ³n cogiĆ©ndome del brazo tiro de mĆ­, dejando al abuelo con una cara de sorprendido que no esperaba, quizĆ”s menos yo. TirĆ³ de mi como si yo fuera un chiquillo, diciĆ©ndome que caminara por la pasarela, caminata que caminamos al menos cinco metros no mĆ”s, deteniĆ©ndome y tras hacerme inclinar, acabo por ayudarme a bajar de la pasarela hacia el terreno de arena. Me fije que habĆ­amos salido a medio camino, pero antes de dejar atrĆ”s la pasarela mire por debajo de la barandilla hacia el apeadero, descubriendo a no muy lejos el abuelo caminar.
El cincuentĆ³n me indico unas malezas no muy lejos, me condujo a una zona donde a pesar de la vegetaciĆ³n, tenĆ­amos la iluminaciĆ³n de un cielo abierto y estrellado. Tras llegar a la maleza y caminar un par de pasos, este no perdiĆ³ el tiempo, cogiĆ³ y sin esperĆ”rmelo tiro de mi suĆ©ter hasta sacĆ”rmelo por la cabeza, tirĆ”ndolo hacia un lado. Fueron segundos el tiempo que me soltĆ³ el cinturĆ³n, desabrocho el botĆ³n de mi pantalĆ³n y bajo la bragueta, tirando de mis pantalones y calzoncillos hacia abajo, descalzarme y sacarme las prendas por los pies. Estaba anonadado, no esperaba tan rapidez, no me dejo ni tan siquiera quitarle yo alguna prenda, me vi en menos de un par de minutos totalmente desnudo ante este desconocido, mientras este permanecĆ­a vestido.
Me entro miedo la verdad, no esperaba encontrarme de esta manera… al menos tan pronto, pensĆ© en encontrarme algo, pero con algo de tacto o que se yo. Este me miro, cuya mueca sonriente mostraba en su cara lujuriosa, me miraba al tiempo que se me acercaba, mientras yo intentaba cubrirme con mis manos. No me preguntĆ©is el motivo, quizĆ”s miedo.
CogiĆ³ el cincuentĆ³n y se quitĆ³ su camisa holgada, observando como de razĆ³n tenĆ­a al ver ese corpulento cuerpo, comenzando con sus grandes manos a magrear mi cuerpo, pellizcar mis tetillas que estaban duras, no eran para menos pues entre el miedo o la misma excitaciĆ³n. CogiĆ³ e intento besarme cosa que rehuĆ­ sus labios, viendo que no me gustaba, condujo sus labios hacia mis orejas, chupĆ”ndomelas e introduciĆ©ndome su lengua por dentro de esta… uuummm!!. Momentos que no perdĆ­ el tiempo, pose mi mano sobre su miembro… uuuffff!!, aquello estaba duro como un mĆ”stil… uuummm!!, comencĆ© a magrear su dura polla, llegando hasta el capullo y a pesar de la tela de su pantalĆ³n, deslice la yema de mi dedo gordo por su glande… ooohhh!!.
¡Mientras estĆ© con sus manos magreaba tanto mis nalgas, miembro, pecho como espalda… uuummm!!, di por hecho que no debiĆ³ de importarle que le hubiera rechazado el beso. Pero vi su venganza cuando dejo mis orejas mĆ”s que limpias, deslizo sus labios hacia mi cuello… ooohhh!!, viendo como me estremecĆ­a sus besos, lamidas o muerdos… ooohhh!!. Soltando…
  • “Joder, mira cĆ³mo te enciendes, ¡ni que fueras una chica… uuummm!!”.
No dejo de besar cuello, descendiendo hacia mis hombros e incluso pecho, volviendo a ascender para volver a descender… uuuffff!!, pero no fue precisamente solo esto lo que me encendiĆ³, sino el sentir de esos gruesos dedos se deslizaban entre mis glĆŗteos, e intentar penetrar mi orificio sin Ć©xito… ooohhh!!. Fue mi mano dentro de su bragueta como tallaba su miembro lo que le hizo actuar, mano que tiro hasta sacarla de su bragueta, para que este sacarĆ” su polla del interior de su pantalĆ³n… uuummm!!. Miembro bastante grande pero no tan grueso, miembro que me dejo volver a cogerlo al tiempo que sacaba algo del interior de uno de los bolsillos de su pantalĆ³n.
VolvĆ­ a sentir ese dedo deslizar por entre mis glĆŗteos, dedo que uno en vez de dos presiono mi orificio, dedo que me arranco un grito ahogado de placer al entrar… ooohhh!!. Sintiendo como me follaba con ese dedo sin comprender el cĆ³mo, ¡dedo que entraba y salĆ­a hasta su nudillo… ooohhh!!, aprovechando este su oportunidad para besarme, labios que no rehusĆ© y que entregue hasta mi lengua… uuuffff!!. SoltĆ”ndome…
  • “CoƱo que apretado que estas, menuda follada que te voy a dar”.
Cuando fueron dos en vez de uno, me escuche a mĆ­ mismo sorprendido al decirle…
  • “FĆ³llame ya… fĆ³llame, o dĆ©jame que te la coma”.
Fue cuando sus manos en mis hombros me presionan, obligĆ”ndome a arrodillarme, momento que me dio por mirar hacia un lado y descubrir a ese abuelete, abuelo cuya polla tenĆ­a en mano y se masturbaba… uuummm!!. Volviendo yo a lo mĆ­o, tome el miembro del cincuentĆ³n, comenzando a masturbarlo lentamente ayudĆ”ndome con mi otra mano en magrear sus genitales… ooohhh!!. MirĆ”ndome este y decirme…
  • “TĆŗ de nuevo tienes poco… uuuffff!!”.
Arrodillado me lleve su glande a mi boca, glande que deslice como tanto me gusta por los labios, separando un poco estos y que su capullo entre lentamente, mientras este gemĆ­a y suspiraba… aaahhh!!. Trague su polla lentamente hasta sentir arcadas y sentirla en la campanilla, sacĆ”ndola para dedicarme a sus genitales, lamerlos e intentar introducĆ­rmelos dentro de mi boca, pero estos eran del tamaƱo de una pelota de tenis o quizĆ”s algo mĆ”s grande… uuummm!!. Polla que disfrutĆ© y que hice que este disfrutarĆ”… uuummm!!, deje sus genitales y volvĆ­ por su grueso y venoso tronco hasta su glande… ooohhh!!. El cincuentĆ³n se dedicaba a pellizcar mis pezones y acariciar mis cabellos, acabando por oprimirme mĆ”s de una vez mi cabeza a modo de tragĆ”rmela por completo, cosa que me dejaba en este estado durante minutos… ooohhh!!.
Y con ganas de mĆ”s cuando me aparto de mala manera, sacĆ”ndose del interior del bolsillo de su pantalĆ³n un condĆ³n, tras colocĆ”rselo cogiĆ³ y me indico que me pusiera que me iba a penetrar. Siendo yo quien me incline, sintiendo este como me sujetaba por la cintura al tiempo que su otra mano conducĆ­a su miembro. Notando su glande en mi orificio, presiono un poco y sentir como este me entro, ¡soltando al mismo tiempo gemidos y suspiros…
  • “Ooohhh!!... uuuffff!!”.
  • “Uuummm!!... ooohhh!!”
  • “Aprieta… joder aprieta... aaahhh!!”.
Fue lentamente entrando y saliendo, sintiendo cada centĆ­metro dentro de mĆ­, sintiendo como a veces intentaba buscar mi boca, no permitiĆ©ndome que me masturbara, pues me decĆ­a…
  • “No te toques… eso es para tu mujercita, ¡tienes que volver a casa cargadito para que no piense que has estado con otra… uuuffff!!”.
Y cuando comenzĆ³ a embestirme con fuerza… uuummm!!, una apariciĆ³n hizo que aminorara las embestidas, apariciĆ³n que no era otra que la del abuelo, persona que con cautela fue acercĆ”ndose hasta que acabo por ponerme su gruesa polla en la boca… uuummm!!. Me vi insertado como un pinchito, cuyo pollon de no mĆ”s de diecinueve centĆ­metros me insertaba, mientras se la comĆ­a al abuelo, cuya edad mantenĆ­a aun dura esos diecisĆ©is centĆ­metros de pura carne… uuuffff!!. No dejaron ni un momento de soltarme lindezas, no dejaron de insultarme y de hacerme sentir como su puta sumisa… aaahhh!!.
Ignoraba la hora que era, sencillamente en esos momentos estaba disfrutando, viendo como ese semental corpulento me daba tales embestidas que me dolĆ­a la prĆ³stata. Y cuyos sonoros gritos nos hizo saber que se habĆ­a corrido, tras sacarla fue el abuelo quien me la metiĆ³, ¡pollon que me doliĆ³ mas por el grosor… aaahhh!!. Abuelo que me follo a pelo por no tener condĆ³n, y que me hizo disfrutar mientras se la comĆ­a al cincuentĆ³n, notando que no iba a durar mucho mĆ”s y decirme…
  • “Voy a correrme en nada… uuuffff!!, me dejas que te preƱe… uuummm”.
Y cuando me escucho decirle que sĆ­, fue este quien, tras unos minutos tras unas fuertes embestidas, comenzĆ³ a convulsionarse mientras descargar dentro de mĆ­, quedĆ”ndose este quieto… ooohhh!!.
Y aĆŗn recuerdo, como mientras este sacaba de mi interior su flĆ”cido miembro, levantaba la mirada y viendo sorprendido como ese cincuentĆ³n, me mostraba como estaba otra vez dispuesto. Mi negativa a ser penetrado de nuevo fue inĆŗtil, intentĆ© zafarme apartĆ”ndole y e intentĆ”ndolo apartar, pero vez que es inĆŗtil cuando me coge y como un pelele me hace doblegarme. TomĆ”ndome nuevamente a malos modos me tomo, soltĆ”ndole al otro…
  • “CoƱo con el mariconazo, mira como se le ha puesto… se ha empalmado… ja ja ja”.
  • “A este son de esos que le gusta que le zarande y que lo utilicen, esta putita seguro que es un poco sumisa”.
Mientras me embestĆ­a pude ver que habĆ­a otros dos mirando, otros de edad similares e incluso podrĆ­a jurar que uno de mi edad, aquel me penetraba con fuerza, como si llevara meses sin hacerlo y desquitarse conmigo… ooohhh!!. VolviĆ©ndome a soltar…
  • “SĆ© lo que quieres, pero por esta noche te contentaras con nosotros, ¡no vamos a dejar que mĆ”s nadie te toque o te monte… uuuffff!!”.
  • “SĆ© que deseas que otros aprovechen la postura, sĆ© que anhelas otras pollas en tu boca, o que ansĆ­as que se turnen para montarte, pero… no, no vamos a dejar”.
Y tras una serie de embestidas, acabo por sacarla de mi dolorido orificio, ¡sacĆ”ndola con furia para insertĆ”rmela en la boca y descargar… uuummm!!, acabando por tragar y limpiarle la polla… ooohhh!!. Una vez terminado, nos intentamos asear mediante su paƱuelo y algo de saliva, nos vestimos y salimos juntos de allĆ­. Me acompaƱo hasta el Santuario de Regla, caminata que no dejo de manosear y magrear mis nalgas en todo momento, y tras la despedida, acabo por soltarme…
  • “Te espero dentro de dos dĆ­as y a la misma hora en el apartadero, vente preparado que quizĆ”s te folle a pelo y preƱe, vale”.
Me aleje de Ć©l escocido, irritado y dolorido, camine por el paseo hasta mi vivienda, donde tras llegar lo primero que haces es ver si duermen, continuando por darme una ducha y limpiar cualquier evidencia de mi infidelidad. Volviendo a la cama donde duerme mi mujer, observĆ”ndola mientras le despojo de sus braguitas, aprovechando que duerme para comerle primero el coƱito… uuummm!!. Continuando por follĆ”rmela con tantas ansias como lo han hecho horas antes, despertando para decirme medio dormida y con rostro de lujuria…
  • “Vengativo… uuuffff!! como vienes… aaahhh!!, voy a dejar que salgas mĆ”s a menudo y que me cojas asĆ­… ooohhh!!... uuuffff!!”.

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