Pase de ser el macho de la casa a ser la putita de mi hijastro 2


Desde que mi hijastro me follo, y después me follaron el y su amigo, siento que llevo una doble vida, la de hombre con mi mujer y la de mujer con mi hijastro.
Para mí no ay nada más agradable que estar desnudo boca abajo y sentir el peso de mi hijastro sobre mi espalda metiendo y sacando su polla de mi culo.
Ahora el pasivo soy yo, siempre que viene con algún amigo, son ellos los que me follan.

Cuando me estan follando me siento mujer, de echo intento hablar como mujer y me refiero a mi mismo como mujer.
Cuando mi mujer me está chupando la polla, pienso en la polla de José, mi hijastro y la de su amigo, como se las chupo yo, y lo delicioso que es sentir sus chorros de leche llenando mi boca y sentir ese sabor indefinido mientras la trago, pensar en eso, hace que me corra violentamente en la boca de mi mujer.

Pero siento que no quedo satisfecho, que necesito que me follen, estoy inquieto hasta que llega mi hijastro y con cualquier escusa nos vamos al trastero donde José me folla y es tanto el placer que siento al tener su polla metida en mi culo, sentir como la hace entrar y salir y yo con mis nalgas bien abiertas, que me vuelvo a correr.

Me está dando vueltas por la cabeza el probar otra polla, algo más grande que las pollas de mi hijastro y su amigo, pero no sabía como ni donde, ya que no quería salir a la calle y que se descubra mi doble vida.

Empecé a ir a un gimnasio, ahí dicen que se encuentra de todo y quise probar, los hombres de ahí me parecían unos tipos normales, todos heteros, yo iba con mucho cuidado.
Estaba en el sauna, y entra un hombre de casi mi edad, estaría entre los 45 o 50 años.
Nos saludamos y él se sentó frente mío y con un movimiento totalmente natural, se quita la toalla dejando a la vista una tremenda polla, con una enorme cabeza.
Yo no quería mirarlo, pero se me iban los ojos, no podía evitar mirar esa tremenda polla.
«Le molesta que esté así?», me dijo dándose cuenta que no dejaba de mirar su polla, «no, disculpe, pero la verdad que impresiona», le dije sonriendo.
«Te impresiona verla?», dijo cogiendo la polla con su mano y la empezó a mover.

«Más que impresionarme, me gusta», le dije sentándose a su lado y sin más la cogí yo con la mano, subiendo y bajando el prepucio, notando como se ponía dura en mi mano.
Me puse en pie y me fije que no haya nadie en el vestuario, me volví a sentar a su lado y la volví a coger y sin decir nada, le metí en mi boca, escuchando el gemido de placer cuando se la empecé a chupar.

Siento su mano acariciar mis nalgas mientras la chupaba, su polla me llenaba la boca.
Vuelvo a levantarme y me fijo si no había nadie, ahora me pasé saliva por mi ano, y sin decile nada, la acomodo.
contra mi ano y me voy sentando suavemente, dando quejidos y gemidos de dolor y placer a medida que esa enorme polla entraba en mi culo.
Sentía como mi ano se abría a medida que entraba.

Hasta que dando un fuerte gemido quedé sentado sobre ese hombre que sin decirnos nada, dejó que meta toda su polla en mi culo.
Yo movía mi cintura en circulos, gimiendo, notando como se movía bien dentro mío.
«Que polla que tienes», le dije entre gemidos sin dejar de mover mi cintura.

«Apoya tus manos contra la pared», me dijo, ayudándome a ponerme de pie sin que se salga, me incline hacia adelante, apoyando mis manos manos contra la pared de madera, abrí mis piernas y empecé a gemir cuando ese desconocido me agarró de la cintura y sentía como sacaba y metía su polla de mi culo, como la metía toda y movía su pelvis pegada a mis nalgas.
«Me estas abriendo bien el culo», le dije entre gemidos de placer, «para eso dejaste que te meta la polla y te folle», me dijo en voz bien baja, sin dejar de remover su polla bien adentro de mi culo.

Ese desconocido me seguía follando, tenía tan dura mi polla de tanto que estaba disfrutando, «me voy a correr dentro de tú culo», me dijo, haciendo que me relaje y me estremezca de placer a la vez, «sí, vente dentro mío», le dije y siento que la mete lo más adentro que pudo y empezó a gemir, sentía su polla palpitar dentro de mi culo, eso me gustó tanto, que me empecé a correr yo también de tanto que estaba disfrutando de esa polla llenando mi culo de leche.

Nos quedamos un rato con mis nalgas pegadas a su pelvis y su polla bien dentro de mi culo.
La sacó, miró que no hubiera nadie y salió a ducharse sin decir ni una sola palabra.
Yo salí un momento después y fui a ducharme.
Él ya no estaba.

Me duche y cuando me lavo el culo, note que mi ano seguía abierto, me lo había dejado muy dilatado, me dolía un poco, sentía que me palpitaba, pero que gusto haber sentido esa enorme polla bien dentro de mi culo y espero poder sentirla muchas veces más.

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