Cuando oà el ruido de la ducha me agaché y cogà sus calzoncillos. Unos calzoncillos de los de persona mayor. Azules que tienen una abertura para sacarse la polla para mear. Los olÃ. Un olor a orina que hizo que me empalmara en ese preciso momento. No pude evitarlo. Lo olà y los chupé. Era el olor más penetrante y que más me excitaba y ese olor era de mi padre…
Estaba disfrutando tanto del olor que no me di cuenta que la ducha se habÃa cerrado y que mi padre de pronto abrió la puerta del baño, pillándome con sus calzoncillos entre las manos y diciendo que iba a recoger la ropa para llevárnosla a lavar a casa. . Al momento me fui a duchar yo para bajar el empalme que tenÃa. Luego, por la noche, estando solo en la habitación ya me harÃa una buena paja.
Bajamos a cenar al restaurante y mi padre estaba con cara seria. Él decÃa que era porque le dolÃa todo el cuerpo del cansancio que tenÃa y yo insistà en que viniera a dormir en la habitación. Si dormÃa otra vez en la dura cama del camión le iban a doler los huesos toda la vida. Además, aunque en la habitación habÃa una sola cama; ésta era lo demasiado grande para estar los dos durmiendo sin molestarnos. Mi padre aceptó y lo único que me faltó fue dar un salto de alegrÃa. Siempre es bueno tener a un hombretón durmiendo al lado, aunque sepas que no va a pasar nada porque es tu padre.
Mi padre se subió directamente a la habitación del hostal y yo me fui a dar un paseo. Aunque me apetecÃa dormir junto a él, era todavÃa muy pronto y no le querÃa molestar mucho porque al dÃa siguiente tenÃa que seguir conduciendo.
Sobre las doce de la noche yo me subà a la habitación y vi que mi padre estaba allà en la cama durmiendo boca arriba y roncando como una locomotora. Lo miré durmiendo y pensé que aprovecharÃa la noche para sobarle el cuerpo y sobre todo el rabo. Asà que me acosté sin hacer mucho ruido y me puse de lado de espaldas a él.
Él seguÃa durmiendo y no pude evitar a tocar su cuerpo. Su pecho velludo, sus piernas, su ombligo… ¡joder! que macho tenÃa allà a mi lado y sin poder hacer nada. Seguà aprovechando y note el empalme que tenia bajo sus calzoncillos. He de decir que yo ya habÃa visto a mi padre muchas veces desnudo y sabÃa que tenÃa un buen rabo pero nunca lo habÃa visto empalmado y pude comprobar lo que me imaginaba… que mi padre tenÃa un gran cipote. Gordito, con una buena cabeza y duro como una piedra. Además, la polla salÃa de su ropa interior y le llegaba hasta el ombligo. Alucinaba. Empecé a tocarme el rabo que ya tenÃa una buena erección mientras que le tocaba a él. A él, a su rabo y a sus cojones. Gordos como pelotas de golf. ¡ufff!
Casi no aparté la mano cuando se dio la vuelta en la cama y se puso mirando mi espalda. DormÃa, pero me gustaba tenerlo asÃ. Con la polla restregando mi culo. Me gustaba porque me habÃa bajado un poco mis boxer y la polla me tocaba mi abertura. Un vicio. Yo movÃa discretamente el culo para poder sentir la dureza de ese rabo y bien que lo sentÃa. De pronto, sentà hubo un fuerte ruido en los pasillos del hostal y me hice el dormido ya que no querÃa que mi padre me pillara en plena acción. Eran unos camioneros borrachos que ya iban a dormir y que no podÃan dejar dormir a la gente tranquilamente. Cuando pasó la gente seguÃa quieto por si acaso habÃan despertado a mi padre y lo que sentà me dejo un poco confundido. Mi padre estaba empujando su rabo contra mi culo. Muy despacito pero lo hacÃa. Yo quieto como una estatua. No sabÃa que pensar pero no querÃa que cambiara su postura para que yo pudiera seguir disfrutando.
Volvió hacer otro movimiento para delante y me metió la polla otro poquito en el culo. Mi padre me estaba follando. Otro movimiento de cintura y solté un pequeño jadeo, cosa que a mi padre le gustó porque sonrió y me dijo
-¡Asà me gusta, hijo! ¡ Que disfrutes
Como pude giré la cabeza y entre tinieblas vi a mi padre que me miraba fijamente. Como me gustaba este pedazo de hombre. Me giré todo el cuerpo y nos quedamos frente a frente. Notaba su respiración por su cuello.
Y sin más, me dio un beso en la boca. Un beso con cariño. Me abrazó fuerte y mientras seguÃa besándome empezó a abrir su boca para dejar que mi lengua entrara y jugara con la suya. Cogió mi mano y me la acercó a su polla para que le pajeara. Ya no tenÃa que ir despacio ni esconderme para hacerle disfrutar. SeguÃa besándolo y jugando con su polla, pero yo necesitaba más; mucho más. Empecé a besar su cuello y seguà bajando. Besé su pecho tan frondoso. Besé sus pezones y sus sobacos que a pesar de estar recién duchado ya destilaban un ligero olor a macho.. Noté que mi padre estaba cada vez mas excitado.
Seguà bajando y chupé su ombligo con mi lengua. Iba a conseguir todo un rabazo y me lo iba a comer entero. Lo cogà y olà su polla. Me gustaban todas las pollas en general; pero esta en particular me ponÃa loco. Lo chupé. Primero despacito, disfrutando cada lametón que pegaba; pero poco a poco el ritmo se iba acelerando y cada vez más iba entrando ese palo en mi garganta, haciendo incluso que a veces me diera arcadas. Todo su duro rabo el que estaba haciéndome disfrutar como nunca.
Yo no podÃa aguantar más y asà que me puse en cuclillas y me corrÃ. Eché dos o tres lechazos de leche caliente y calló por todas las sabanas. Fueron cortos pero intensos. Mi padre sonrió y siguió acelerando el ritmo de la follada de su polla a mi boca. No sé cuanto aguante tendrÃa mi padre pero empecé a notar que se estaba poniendo más duro y que cada vez se frotaba la polla con más fuerza. Él se puso en pie e hizo que me pusiera de rodillas. TenÃa su polla a medio palmo de mi boca y sabÃa que toda su leche iba a ir para mÃ. Mi padre gemÃa y yo pedÃa toda su leche. No querÃa desperdiciar ni una gota. Abrà la boca y de pronto empecé a sentir en mi lengua unas cuantas ráfagas de semen caliente. Joder. Vaya corrida que se estaba marcando mi padre. No paraba de echar leche y llegó a mancharme parte de la cara. Cuando ya quedaba poco por echar, mi padre se apartó con el dedo lo que habÃa quedado en su polla y me lo metió dentro de mi boca.
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