A los 14 años con el amigo mecánico de papá 1


Actualmente tengo 18 años, pero esto pasó cuando tenía 14 recién cumplidos.
Soy rubio, delgado y bajito, mido 1.
62 m.
Tengo (y en ese momento también) la cola grande y bien parada.
Siempre fui muy lindo, y siempre noté que los hombres me miraban mucho, y sobre todo mi cola, algo con lo que siempre me hacían bromas.
Ya había empezado a masturbarme y sabía que me gustaban los nombres desde hacía mucho tiempo.

Mi padre tenía un galpón donde guardaba muchas herramientas, ya que siempre hacía algún trabajo allí, por lo general en la noche o fines de semana, ya que durante el día trabajaba en una fábrica, al igual que mi madre.
Yo solía acompañarlo mientras trabajaba y muchas veces venían amigos y conocidos de él a charlar o a que les prestara alguna herramienta.
Algunos eran viejos y feos pero otros me gustaban mucho y me calentaban.
A más de uno les dediqué varias pajas 🙂 Yo sabía que algunos me miraban mucho y con deseo, es algo que uno se da cuenta.

Había uno que iba seguido, se llamaba Juan, un mecánico, era un hombre de unos 48 años aprox.
, morocho, alto y grande, como de 1,85 m.
, muy robusto, con algo de panza, velludo y con la barba siempre crecida, de varios días.
Me calentaba mucho, siempre buscaba una excusa para estar ahí presente y poder mirarlo en todo detalle.
Casi siempre iba con un pantalón deportivo gris, todo sucio, que usaría para trabajar.
Se le marcaba un bulto enorme, que parecía que la tuviera parada, pero no, era la punta de la pija que descansaba sobre dos enormes huevos, entonces le hacía una buena carpa.
Me encantaba verlo, cuando se desperezaba y estiraba los brazos eran todo un espectáculo para mi ya que se le marcaba aún más.

Yo lo miraba permanentemente pero con disimulo para que no se diera cuenta, me ponía a hacer cosas, como ordenar herramientas o mirar algunas revistas, mientras él conversaba con mi padre.
En varias ocasiones me descubrió viéndole el bulto y me sostenía la mirada un rato, con lo cual yo miraba para otro lado.

Así pasaron semanas, siempre lo mismo, hasta que un día al rato de estar conversando con mi padre, mi madre llama a mi padre porque lo llamaban por teléfono, mi padre se fue y me quedé solo con Juan en el galpón.
Yo hacía rato que le estaba mirando el bulto y él se había dado cuenta.
Juan me miró y se rascó el bulto sin dejar de verme.
Al rato se acerca a mi y quedó parado al lado mio, yo estaba sentado en una silla con lo cual su bulto quedaba a la altura de mi cara.
Sacó conversación de cualquier cosa y al rato señala una herramienta que había detrás mio en un mueble y para alcanzarla pasó (intencionalmente) rosándome el hombro con su bulto, cuando fue a tomarla y cuando regresó también.
Esto me excitó muchísimo, pero lo disimulé.
Enseguida regresó papá y el se fue al poco tiempo.
Luego de esa experiencia me quedó claro que él sabía que a mi me gustaba lo que tenía entre las piernas, y en los siguientes días que venía yo lo miraba con cada vez menos disimulo, y él me respondía tocándose el bulto mientras me sostenía la mirada y me sonreía.

Al poco tiempo apareció por casa durante el día, por lo cual mis padres estaban en sus respectivos trabajos, yo me encontraba solo.
Dijo que venía a devolverle una herramienta que papá le prestó, que si le podía abrir el galpón.
Lo hice y entramos los dos.
Allí me empezó a dar charla de temas varios, que si tenía novia, etc…

En un momento me pidió que si le daba algún solvente ya que se había manchado el pantalón con pintura, me señaló donde y era muy cerca de su bulto.
Se lo dí y con un trapo comenzó a pasárselo, me dijo que no lograba sacar la mancha que si no podía probar yo, por supuesto le dije que si.
Comencé a pasarse el trapo, mi corazón latía a mil por hora.
Su bulto comenzó a crecer, guau! casi me muero de la calentura.
Me dijo que era difícil sacar la mancha así, que capaz mejor sería si se quitaba el pantalón y lo refregaba sobre la mesa.
Se lo quitó y lo puso sobre la mesa, pero yo no podía dejar de verle el bultaso, tenía un bóxer blanco que hacía tremenda carpa ya que le tenía semi parada.
Al darse cuenta que no le quitaba la vista de encima, me preguntó si me gustaba, mientras se lo tocaba.
Yo sin mirarle a la cara (me moría de vergüenza) indiqué que si con mi cabeza.
Me dijo que fuera con él al fondo del galpón, detrás del coche de papá, donde está un poco más oscuro.
Allí se puso frente a mi muy cerca, tomó mi mano y la llevó a su bulto el cual comencé a acariciar.
Yo estaba en las nubes, pero con mucha ansiedad, mi corazón latía a mil y temblaba.
La pija se le puso re dura y en un momento se bajó el bóxer, lo seguí tocando todo, los enormes huevos, el tronco, me indicó como correrle el forro para masturbarlo.
Tenía la pija bastante grande, bien recta, me gustaba mucho, y también sus huevos grandes y redondos.
Tenía mucho pelo también.

Luego de tocarlo un rato, puso sus manos sobre mis hombros indicándome que me arrodillara, lo cual hice sin resistencia.
Quedé con su pija justo frente a mi cara y él la dirigió hacía mi boca la cual abrí y comencé a chupársela.
Cuando sintió mi boca sobre su pija emitió un gemido de placer.
Sentí ese olor a pija, a macho, que me gustó mucho, hacía calor y él estaba trabajando, de modo que el olor era fuerte.

Se la estuve chupando un rato mientras me decía que lo hacía muy bien, que le gustaba mucho.
Me di cuenta que estaba gozando mucho con mi mamada y eso me calentaba más y más ganas de chupársela me daban.
Estuvimos así un rato, como 10 minutos capaz, y de repente empezó a meterla y sacarla de mi boca cada vez más fuerte.
Yo me sujeté de sus piernas que era muy duras y peludas, mientras él me tomaba por mi cabeza y me cogía la boca.
En un momento me empezaron a dar arcadas ya que empujaba muy adentro, pero me aguanté, quería que él gozara.
Sus gemidos aumentaron y me dijo que se iba a acabar, que si quería la lechita, me lo dijo dos veces lo de la leche, así en diminutivo, pero yo no respondí, no podía en realidad jaja, De repente la metió bien al fondo , comenzó a eyacular y a gemir muy fuerte, sentí como descargaba la leche, era mucha, su sabor en ese momento no me gustó mucho pero igual la trague toda.
Al rato me soltó la cabeza y la sacó.
Siguió agitado por la cogida mientras me decía que hacía tiempo no se venía así, que que bien la chupaba.
Me preguntó si me había gustado, a lo cual le indiqué que sí con la cabeza.
Me levanté del piso mientras él se subía el bóxer como podía, por la erección.
Luego fuimos hacía adelante y se pudo su pantalón.
Me acariciaba el pelo y se sonreía.
Me dijo que por favor no dijera a nadie de lo que habíamos hecho.
Le dije que por supuesto que no.
Me volvió a preguntar si me había gustado y si quería repetirlo en otro momento y le dije que sí.
Luego se marchó.

La historia con el mecánico amigo de papá continuó, y también hicimos otras cosas, que les contaré en otro momento.





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