En esa época yo tendrÃa unos 30 años, 1,90 de altura y unos 95 kilos de peso, estaba fuerte, pelo en pecho piernas y brazos, y con la testosterona por las nubes, ya que hacÃa unos meses habÃa sido padre por segunda vez y mi mujer no estaba para follar en ningún momento, cosa que me hacÃa estar con el rabo duro casi siempre.
No es para presumir, pero tengo una polla de casi 19 cm. y bastante gorda, que ha dado gusto a muchos coños y culos, pero que a más de una y uno se ha quejado de lo gorda y cabezona que es, a parte de lo dura que se me pone cuando estoy cachondo.
Como decÃa, llevaba bastante tiempo sin follar y con las pajas no tenÃa suficiente, me la meneaba dos o tres veces al dÃa, cuando me levantaba por la mañana, lo hacÃa en la ducha, al mediodÃa, en el baño del curro, y por la noche, antes de acostarme tenÃa que cascarme otro pajote para poder dormir.
ParecÃa un adolescente pajillero.
Mira que soltaba leche en cada descarga, siempre ha sido muy lechero, y me llagaba hasta el pecho de la fuerza con la que salÃa, incluso a la boca directamente si apuntaba bien.
Siempre me ha gustado el sabor de mis corridas, y casi siempre me lamo los dedos pringados de mi corrida para limpiarme bien. “algo cerdete que es uno, que se le va ha hacer”, pero no era suficiente para quedar satisfecho.
El caso es que en esa época, frecuentaba una página de internet dedicada a la temática de los camioneros y sus admiradores, yo siempre me he sentido atraÃdo por ese tipo de hombres, los machos de la carretera, rudos, fuertes y que siempre están dispuestos a dar polla a quien la quiera disfrutar.
En dicha página, me cree un perfil de seguidor, y colgué alguna foto mÃa de cuerpo y de polla, pero donde no se me veÃa la cara, a parte también escribà alguna historia vivida con alguno de esos machos.
TenÃa bastante éxito allÃ, y me entraban mensajes de otros usuarios, tanto camioneros como seguidores, y eso me hacÃa sentir deseado, y me gustaba.
No quedaba nunca con nadie, ya que al estar casado y por discreción, y por no decirlo, algo de miedo preferÃa morbosear con los mensajes y ya estaba.
Un dÃa que estaba más salido que de costumbre, mientras miraba el ordenador con el rabo fuera de los pantalones, todo duro y soltando liquido a raudales, me entra un mensaje.
Era un camionero, 55 años, 1,85 de alto, 90 kg. de peso, y en la foto que vi en su perfil parecÃa un buen macho, esa foto era echa en alguna playa donde aparecÃa de pié a la orilla del mar solo vestido con un apretado bañador tipo slip donde se le marcaba un gran paquete.
La foto estaba recortada por la cara y no se lo podÃa identificar, pero el tÃo pintaba bien, pero que muy bien.
Empezamos a intercambiar mensajes, él me decÃa que habÃa visto mis fotos, y leÃdo mis relatos, que le habÃan gustado mucho y que se habÃa cascado varias pajas de lo cachondo que le ponÃa.
Hablamos de lo que nos gustaba, él era activo versátil, que le gustaba mamar pollas, follar y que se lo follaran bien, estaba casado desde hacÃa muchos años, que con su mujer un polvo a la semana si que lo echaba, pero no tenÃa suficiente, que para estar relajado necesitaba vaciar los cojones a diario y casi siempre un par de veces, cosa que hacÃa a base de pajas y con algún ligue que pillaba en alguna área de descanso o polÃgono en los ratos de descanso con el camión.
El caso es que empezamos a intercambiar mensajes casi a diario, me contaba si habÃa pillado a alguno o si solo se la habÃa cascado ese dÃa, hablamos de las guarradas que nos gustaban, y me di cuenta de que ese tÃo me ponÃa, me ponÃa mucho, casi siempre que hablábamos, terminaba con la polla dura dentro de los slips que quedaban empapados de lÃquido, luego me los quitaba, olÃa mis gayumbos y me cascaba una paja hasta que me corrÃa y me tragaba mi leche fantaseando que era la de él.
Un viernes por la mañana, me deja un mensaje diciendo que por lo visto esa noche pasarÃa por mi zona, y que tendrÃa que hacer parada de varias horas, ya que por la mañana a primera hora tenÃa que cargar en una fábrica de un polÃgono cerca de donde yo vivo, y si me apetecÃa que nos conociéramos, que nunca quedaba con nadie, pero que yo le di confianza y le daba morbo conocerme.
Me lo pensé mucho, como he comentado, no quedo con nadie por discreción y por miedo de que alguien me pille, ya que nadie sabe que me molan los machos, pero como el tipo me parecÃa muy legal y que estaba en la misma situación que yo al tener mujer e hijos, me lancé y le dije que sÃ, que podrÃamos conocernos, pero que si al vernos no nos gustábamos, que cada uno por su lado y aquà no ha pasado nada.
Estuvo de acuerdo, que él pensaba igual, que lo de quedar era para conocernos en persona, y todo era morbo, y si habÃa más, bien y si no, pues nada, a seguir con nuestras pajas.
ParecÃa que los astros se alinearon ese dÃa, esa tarde tenÃa entreno de futbito con los colegas, y después irÃamos a cenar unos bocatas toda la pandilla, cuando se lo dije a la parienta, ella encantada de que la dejara tranquila toda la noche, que no bebiera demasiado, pero que regresara a la hora que quisiera ya que al dÃa siguiente no tenÃa que trabajar.
Le mandé un mensaje al camionero diciendo que si, que podrÃamos quedar, que yo llegarÃa al polÃgono que me dijo sobre las 10 de la noche y que nos conocerÃamos en persona después de tantos mensajes entre nosotros.
El entreno terminó temprano y fuimos al bar donde siempre a comer algo, y a eso de las nueve y media de la noche los colegas ya empezaron con las rondas de cubatas, yo me excusé con que tenÃa que tirar para casa para estar con los crÃos, a todo eso, los colegas diciendo de todo, que si eres un calzonazos, un marica, que ya no soy lo que era, etc..
Lo de siempre, pero si supieran que me marchaba para quedar con un macho, seguro que me pegan una paliza y me echan del equipo por maricón.
Llegué al polÃgono casi a las 10 de la noche, es un polÃgono donde hay bastantes naves cerradas “puta crisis” y tampoco es muy grande, una avenida principal, y un par de calles paralelas.
Cuando entré por la zona, allà habÃa un par de camiones parados haciendo noche, y algún que otro coche de gente que debÃa salir tarde del trabajo y poco más, me aparque en la entrada y le mandé un mensaje al camionero diciendo que habÃa llegado, que donde estaba exactamente.
No tenia respuesta, el calentón inicial se estaba convirtiendo en cabreo, ya que pensaba que me habÃa dado plantón, (joder, por una noche que parecÃa que tenÃa un plan y el tÃo se raja), eso pensé, y en esas que entra un tráiler en la avenida principal, es de una empresa que conozco, ya que tiene una sede cerca de donde vivo y en ella trabaja algún conocido mÃo.
Estaba nervioso y acojonado, a la par que cachondo por el morbo de la situación. Aparca en una de las calles apartadas, pero desde donde estoy puedo ver el camión, pero no el conductor ya que habrÃa unos 200 metros de distancia, y la oscuridad de la noche junto con la poca iluminación de las tristes farolas no me dejaba ves con claridad.
Aparca y apaga todo, luces y desde la distancia veo como cierra cortinas.
A los pocos minutos me llega un mensaje, ya son las diez y media de la noche, en él me pide disculpas, que por lo visto ha tenido algún problema con el tránsito a la salida de la última fábrica y que lo han retrasado.
Le digo que no se preocupe, que yo ya estoy allÃ, que he visto como llegaba, me confirma que es él, el de la empresa de transportes que me es cocida “yo no le digo que conozco gente que trabaja allà para asà poder saber quién es él” y le digo que me acerco caminando.
Me dice que cuando esté al lado de la puerta del acompañante del camión, le de dos toques y me abrirá, salgo del coche y me dirijo hacia allÃ, buscando la oscuridad para que no me vea nadie, aun estando a unos 15 km de mi casa, en la zona podrÃa encontrar a algún conocido y querÃa seguir en el anonimato, me acerco, el camión esta todo oscuro, solo se nota algo de luz por algún pliegue de las cortinas pero no se ve nada de nada, estoy nervioso, estoy cachondo y estoy muy acojonado.
A los pies del camión, me parece enorme desde tan cerca, igual son los nervios, estoy dudando de llamar o salir corriendo, pero la sangre no la tengo en la cabeza, la tengo en la polla, estoy cachondo y con ganas de que pase algo.
Llamo, dos golpes, la cabina se mueve, la puerta se abre y la luz interior me ilumina, ante mi está ese tÃo, viste unos pantalones cortos y una camiseta, la cara no se la veo bien todavÃa, estoy algo cegado con la luz que sale de dentro del camión, hay silencio, para mà un largo silencio que al igual son solo unos pocos segundos, pero parecen eternos, y lo primero que oigo es un “OSTIA PUTA” y mas silencio, y en el momento que le veo la cara, al gran sorpresa.
Es mi tÃo Paco, el hermano pequeño de mi padre, casado con mi tÃa Encarna y padre de mis primos Francisco, Manuel y Sara.
Estoy paralizado, él también, no decimos nada, estamos quietos e inmóviles.
Coño, Franc, sube de una puta vez y cierra la puta puerta.
Entro, cierro y me siento en el asiento del acompañante, no sé qué hacer, no sé si mirarle, no sé si hablar, no sé si bajar y marcharme corriendo de allÃ, por mi cabeza pasan muchas cosas, pero en ninguna de ellas sale él, mi tÃo, el hombre más hetero que conozco, el macho mas macho del mundo que conozco, y no me creo que sea el hombre con el que llevo más de dos meses hablando de cerdadas que nos gustarÃa hacernos.
De mi boca solo sale la palabra “tito, yo…” a la que él responde al momento, “Franc, sobrino, no sé qué decirte, esto…”, y volvemos a quedar en silencio, un silencio que se nota la tensión entre ambos, un silencio que hace que solo se oiga nuestra respiración algo acelerada y que ninguno de los dos nos miramos.
Empieza a hablar él, supongo que por veteranÃa o porque sea como sea tenemos que hablar y tiene que empezar uno.
“No sé qué decirte, no sé que estas pensando de mÃ, no voy a excusarme, pero tenemos que hablar, vas a pensar que soy un puto maricón y un come pollas, que soy un pervertido y un vicioso, pero piensa lo que quieras, pero esto es mi secreto, y por lo que más quieras, no lo digas a nadie, a nadie, si tu tÃa se entera o tus primos, será mi perdición, como alguien lo sepa es mi ruina total, pierdo el trabajo, la familia, todo” y se me puso a llorar.
Yo estaba igual que él, como alguien lo supiera, también perderÃa a mi familia y todo el resto, y también estaba a punto de llorar.
Lo miré, me miró y allà hablé yo.
“Esto queda aquà dentro, dentro de esta cabina y de aquà no sale, nadie va a saber nada de nada, porque nadie debe saberlo, está claro?”
Nos miramos, y en la mirada vimos que los dos estábamos a salvo, que a ninguno de los dos nos pasaba por la cabeza contar nuestro secreto, poco a poca nos fuimos acercando, hasta ponernos de pie dentro de la cabina y nos abrazamos, con fuerza, con ganas de sentir la confianza del uno con el otro.
Nos separamos y volvimos a sentarnos cada uno en su asiento, y empezamos a hablar.
Me contó que él siempre habÃa sido solo de mujeres, que desde que empezó de camionero, y de eso hacÃa ya más de 35 años si que habÃa pagado a alguna puta para que le hiciera una mamada en el camión, incluso follarse a alguna cuando estaba de ruta, hasta que aria cosa de unos 15 años, un dÃa que estaba haciendo noche en un área de Alemania, una noche de verano calurosa, estaba durmiendo en pelotas en el camión y le entraron ganas de mear, se bajó sin mirar demasiado si habÃa gente, y como ya lo habÃa echo en otras ocasiones, se bajó sin más, y a medio meada, se dio cuenta que habÃa un coche delante del camión donde un chaval joven de no más de 20 años lo miraba, él nunca habÃa estado con otro hombre, es más, le daban saco los maricas, pero ese no tenÃa pinta de serlo y con el calor del verano y que llevaba dÃas sin follar ni tan solo hacerse pajas ya que andaba de culo con el trabajo, se le acercó, ni le dijo nada, se arrodilló delante suyo y le hizo la mejor mamada de su vida hasta el momento, se corrió en menos de un minuto y el chaval se largó con la leche que le habÃa dado en la boca, y él se quedó allÃ, de pié, en pelotas y con los huevos vacios.
Esa noche casi no durmió, la consciencia no le dejaba, por su cabeza pasaron mil pensamientos, él, el macho entre los machos le habÃa echo una mamada un tÃo.
El caso es que al cabo de una semanas, en otra área, se repitió algo parecido, y le gustó más, y asÃ, con los años, dejo de paga a las putas y optó por liarse con los tipos que se cruzaba por la carretera , en los polÃgonos, en las áreas de descanso o donde podÃa pillar a alguno, y con los años fue probando cosa, toca otra polla, mamar, follar un culo, que se lo follaran a él, y asà hasta el dÃa de hoy.
Yo le conté mi historia, que desde la adolescencia me fijaba en las pollas de los compañeros del equipo de futbol, en las duchas del gimnasio, que un dÃa nos hicimos unas pajas con un compañero de clase, que de la paja individual pasamos a hacerla a uno a otro, a partir de allà empecé con la chicas y aparté a los chicos de mi, con ellas disfrutaba mucho, pajas, alguna mamada, hasta que empecé a follar.
No me fijé mas en las pollas de los demás hasta que una vez ya casado, y como cada vez follaba menos y yo andaba caliente, volvà a mirar, en los vestuarios del curro, en el gimnasio, hasta que un dÃa me pilló uno en la sauna del gimnasio, yo medio empalmado y mirando la polla de otro, y allà empecé de nuevo, y a partir de ese momento, siempre que me salÃa la oportunidad, no dejaba escapar la ocasión.
Mientras hablábamos, nos imaginábamos el uno al otro, el caso es que nos calentamos, a mà se me puso dura, y a él ,por el bulto de su pantalón, también se le puso gorda, y por el bulto que se le notaba, parecÃa que aquello era muy grande, el caso es que entre la charla, y la cerveza que nos tomamos durante el rato que estuvimos hablando “habÃa sacado unas latas de la nevera para refrescarnos y aliviar los ánimos” en un momento, nos quedamos en silencio, nos miramos a los ojos, luego bajamos la mirada a nuestra entrepierna donde los dos tenÃamos unos buenos bultos, y en ese momento….
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